Víctor Cruz

SANTO DOMINGO, RD.- En medio del drama y la desesperación vivido en la Barquita escuché tararear la canción “Soy feliz en la Barquita”, me acerqué más para escuchar porque me pareció una especie de autoengaño ver en medio de aquel drama que alguien cantara, pero comprendí que ha sido la capacidad de respuesta de los organismos del Estado tras esta tormenta lo que nos hace sentir optimistas y quizás hasta felices, no por lo que vivimos, sino por los sueños que se realizarán.
A muchos en la Barquita, la corriente del rio se llevó sus últimas posesiones, quedando en el desamparo absoluto, pero hay motivos para pensar que esta vez hay muestras de que el problema de esta comunidad está siendo encarado por el Presidente Danilo Medina y su equipo de colaboradores, con determinación y para todos los que han sido afectado el final será mejor que el principio. Es un hecho que evidencia, la inmediata intervención de la Oficina Supervisora de Obras del Estado que aprovechó las circunstancias del desastre para hacer un levantamiento de las vulnerabilidades del sector y ponerse en acción de inmediato con planes de contingencia pero sobre todo con una planificación para una solución definitiva, bajo la dirección del Ing. Miguel Pimentel Kareh.
Y así sigo escuchando la canción en esta narrativa: “Manos amigas que han llegado, las siento aquí a mi lado, este el es el momento, el tiempo ha llegado”. En medio de ese oscuro silencio del rio, arrastrando tantos sueños de nuestra gente, aquí se vislumbra la esperanza no del que canta, sino del que en medio de la desolación llora por lo que se ha ido, sabiendo que es el propósito de nuestro Presidente es cambiar esta realidad.
Esta es la noticia que a todos conforta, ver que hoy más que nunca no será el olvido que matará sus maltratadas esperanzas, ahora si estamos frente a un gobierno que se vuelve sensible hacia los de abajo, que parece gobernar anclado a los sueños que nacen del corazón del pueblo. Esto no es solo un reconocimiento, es un desafío que ponemos en las manos de nuestras autoridades: seguir trillando el camino de la justicia social y así nunca olvidar la promesa de hacer lo que nunca se hizo.
Vamos bien, caminando con las laceraciones que nos dejó una economía maltratada, pero nos estamos levantando paso a paso y con toda seguridad, un día miraremos tras la tormenta a la Barquita como un paisaje digno de ser fotografiado y contado como símbolo del éxito de la voluntad humana cuando desde arriba, se gobierna pensando en la gente.
Excúseme de nuevo poeta.

Miguel Pimentel Kareh Director de la Oficina Supervisores de Obras del Estado dijo que es el propósito de nuestro presidente cambiar esta realidad y desde esa dirección se está haciendo un levantamiento para la búsqueda de soluciones definitivas al problema de la Barquita.