Antonio Diaz

Finalizando la década del 70 y durante los 80, observaba varios profesionales, intelectuales y hacedores de opinión que dominaban el ambiente público, participaban en todos los programas de debate, tanto radiales como televisivos, escribían la mayoría de artículos que se publicaban en casi todos los periódicos, y por lo tanto, para muchos de nosotros (que de acuerdo a la definición dada por la Dra. Rosario Espinal en un artículo reciente, pertenecemos a la generación del 70) en reuniones informales y tertulias, comentábamos que ese grupo era el llamado a dirigir los destinos del País en el futuro inmediato, pero cometieron un error: “no incorporarse en las organizaciones que legalmente los podrían catapultar al poder, -los partidos políticos-” y a partir de ahí, realizar el trabajo que le permitiera una plataforma nacional para alcanzar los votos que en definitiva son los que tienen validez para dirigir los destino del País.

Transcurrido el tiempo, y por la pérdida de los espacios políticos ocupados por otro grupo también de profesionales – que sí hicieron el trabajo político en los barrios, en los campos, en las organizaciones gremiales y en los grupos de masas -, enarbolaron una imparcialidad (aunque creo que el hombre no es imparcial, porque tiene sentimientos: sí puede ser objetivo) movible, dependiendo de las circunstancias del momento; incurrieron en otro error: olvidarse de que una vez consolidada una estructura partidaria, las decisiones no siempre dependen de una persona, sino del grupo de dirigentes” y por lo tanto, la mayoría de las veces se quedaron fuera de las funciones principales en el Estado.

Durante el periodo de análisis de esta articulo y considerando un sistema democrático como es el nuestro donde se accede al poder por medio de elecciones, considero como un tercer error de ese grupo: es la gran cantidad de organizaciones dispersas con ideas similares pero métodos distintos para debatir las ideas en torno a los problemas nacionales, y que van perdiendo credibilidad ante la población, por ejemplo, critican la reelección pero permanecen más de veinte (20) años en el mismo puesto y nunca hacen una elecciones para que la población decida si realmente desea que sean sus voceros. No son capaces de aglutinar una estructura formal única para participar en los debates.

Para muchos que pertenecen a ese grupo el tiempo se le acaba y otros están desesperados, entonces, les invito a que comiencen el trabajo político para resolver problemas menores personales y familiares en los barrios, en los campos, en las organizaciones de masas para que se SOMENTAN AL ESCRUTINIO PUBLICO en las elecciones del año 2016, porque de no ser así no accederán al poder en condiciones normales, las cuales queremos todos.