Desde siempre hemos escuchado la expresión que“la clase media es la generadora de cambios en una sociedad”. Valorando la situación dominicana actual entenderíamos que el gobierno del PLD se ha formulado hacerla desaparecer, para que no proponga ni efectué los cambios, para que no lo enfrente, para que las cabezas pensantes desaparezcan por inanición, para desvanecerla como sea.

Solo recibe golpes directos a sus bolsillos. El alza desmesurada de los combustibles. El incremento en el precio de los alimentos. La ausencia de un transporte público suficiente, seguro, cómodo. La falta de insumos y materiales en los servicios hospitalarios públicos. La educación pública carente de recursos y con calidad reducida. No recibe  compensación alguna. Sin paliativos en alimentación, salud, educación y transporte la clase media está a punto desaparecer conducida por la mano del gobierno peledeista.

Considerándonos miembros de esa derruida clase, comentábamos pesarosamente con nuestros muy fraternos amigos Ing. Hugo Andrés Morales Sosa e Ing. Mayobanex Gil Guzmán las dificultades por las cuales hemos atravesado para alistar nuestros hij@s con motivo del inicio del año escolar. A nuestra conversación fluyeron consideraciones variopintas: que si hubimos de acudir a la adquisición de libros usados por los altísimos precios de los nuevos, que si hubimos de ser asistidos por familiares o echamos mano de nuestras reservas económicas para el pago de la inscripción, que si hubimos de reciclar los uniformes, entre otras cosas. ¡Cuánto han desmejorado nuestras vidas! De igual manera examinamos los descomunales esfuerzos realizados por nuestros progenitores un tiempo atrás para hacer lo propio con nosotros, y concluimos aceptando la dificultad enfrentada por ellos,  pero ¡!!nunca!!!! como al presente.

Criticamos la voracidad fiscal del gobierno para recaudar y la tacañería para reciprocar a sus contribuyentes. Si los muchos ingresos fiscales se invirtiesen con criterio serio en la salud, en la educación, en la alimentación, en el transporte, en la seguridad ciudadana y en la vivienda, tendríamos como resultado un gran alivio para todas las clases sociales dominicanas, de manera especial para la sufrida media.

Este gobierno debe aprovechar su tiempo restante para la rectificación, corrección y adecuación de medidas y rumbos desastrosos, habida cuenta de que los resultados mostrados por las encuestas marcan el principio del fin de tanta desconsideración morada. Debe de proteger a sus ciudadanos, satisfacer sus necesidades y aplicar los correctivos efectivos. Reivindicar la clase media es un plausible designio, hacerla desaparecer un despropósito.

Se necesita reorientar, recategorizar y priorizar el gasto publico. Porque si malo es que los recursos del erario no se inviertan en actividades reivindicadoras de la vida de los ciudadanos, igualmente malo es cuando los mismos se usan para fines deleznables. Es vergonzante, doloroso para los hombres y mujeres de trabajo dominicanos ver con todas las carencias que vivimos y que nuestros impuestos se usen para el pago de un salario a un alto número de personas sin desarrollar actividad alguna, las ya famosas nominillas. ¡Respétennos, pónganlos a trabajar, a justificar sus ingresos!

Cuan bueno sería ver ese séquito de enemigos del trabajo limpiando los paseos y los drenajes de las carreteras;  podando árboles; fumigando; pintando escuelas, oficinas públicas, hospitales y puentes; bacheando calles, carreteras y caminos vecinales; limpiando presas y canales de riego; reforestando; alfabetizando; en fin haciendo realidad y dándole cumplimiento al precepto bíblico que dice: “EL OBRERO ES DIGNO DE SU SALARIO. MATEO 10:10”. ¡Corrijan algo de lo malo ahora, no se lo dejen todo a Papá!