PELOTEROEntre octubre y junio pasado, para Christopher Torres, sus familiares y entrenadores, cada día que pasaba era un kilómetro menos en el maratón en cuya meta lo esperaban US$2.1 millones del equipo de béisbol más famoso del planeta. Pero en junio, la carrera se interrumpió sin señales de que se reanude.

Tal como adelantó DL hace dos meses, Torres, un torpedero santiaguero de 16 años, logró en octubre pasado un preacuerdo de fichar en julio dos con los Yanquis; dejó de exhibirse y negociar con los demás equipos desde la fecha, a petición de los Mulos del Bronx, confirmó a DL su entrenador Orlando Mazara.

Sin embargo, una lesión en el hombro derecho que sufrió en la academia del equipo en marzo pasado en Boca Chica tumbó el interés de la novena newyorkina, y el acuerdo verbal se cayó.

Mazara visitó la oficina del comisionado Bud Selig en junio, donde fue atendido por Joel Araujo, encargado de desarrollo internacional, y mostró fotos, conversaciones de WhatsApp y otros documentos. Luego se le comunicó que los Yanquis fueron multados con US$20 mil.

El caso pone al desnudo la vulnerabilidad del sistema de reclutamiento de jugadores en América Latina con el país como su epicentro. Si bien los equipos no pueden firmar a un jugador que haya cumplido 16 años en el trayecto hasta el dos de julio, la realidad es que esos acuerdos se materializan con meses de antelación, sin que ni la Major League Baseball (MLB) o la Comisión Nacional de Béisbol intervengan.

La directiva de los Yanquis se desentiende del caso, alegando que nunca hubo un acuerdo escrito, según reportó ayer Baseball America.

En la actualidad, el jugador se recupera, y dos equipos tienen gran interés.

La historia

Una vez terminado el “showcase” de la International Prospect League (IPL), en octubre en la base de San Isidro, los Marineros habrían ofrecido un bono de US$1.6 millones, cifra que Mazara consideró por debajo del valor del pelotero.

Ese mismo mes, llega la oferta condicionada de los Yanquis. Desde enero, Torres entrenaba en la academia de Boca Chica durante el día, y dormía en el hogar de un escucha del conjunto. Los fines de semana regresaba a Santiago.

Una vez comenzó a trabajar en las facilidades del conjunto, su rutina de trabajo cambió (a petición del equipo de Derek Jeter), y sus habilidades comenzaron a retroceder.

El jugador pasaba el día viendo televisión y comiendo, subió 19 libras (a 189), mientras Víctor Mata (directivo de los Yanquis), le decía que no necesitaba trabajar fuerte, ya que su contrato estaba seguro, según Mazara.

En mayo, Torres viajó con otros prospectos al campamento de los Yanquis en Tampa, Florida, pero ya estaba lesionado.

Es allí que los directivos toman la decisión de no firmarlo. Pero ya la mayoría de equipos habían comprometido sus presupuestos.