belarmino-ramirezSANTO DOMINGO, RD.- El politólogo Belarminio Ramírez Morillo advirtió que ahora existe como nunca antes un gran reto con la elección de los nuevos miembros de la Junta Central Electoral (JCE), por la atención y vigilancia que ha despertado esa decisión que corresponde al Senado de la República.

Entrevistado por el periodista Federico Méndez, en el programa Esferas de Poder, que se transmite los domingos de 5:00 a 6:00 de la tarde, por Santo Domingo TV,  sostuvo que todavía existe fragilidad institucional en el país, donde la marcha de una gestión y del país depende de quiénes estén al frente de ellas.

Ramírez Morillo dijo que si existen partidos resquebrajados y déficits de liderazgos políticos confiables y creíbles, lo que procede es escoger a las personas idóneas para los puestos.

“Nunca como antes se había dado un contraste de legitimidad y aprobación entre los poderes del Estado”, resaltó el experto en Derecho Constitucional.

Consideró que se está viendo un proceso de camino hacia la democracia participativa, donde el involucramiento de los actores sociales, económicos y agentes culturales en la escogencia de los órganos públicos es saludable y bueno para la legitimidad democrática.

“Vivimos un momento importante para el fortalecimiento de la vida institucional del Estado dominicana”, significó.

Con respecto al informe emitido por  la misión de observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) sobre las elecciones del 15 de mayo,  lo calificó como muy importante, minucioso y con mucha objetividad.

Manifestó que lo prioritario es reducir el tiempo de la campaña electoral, el tiempo de precampaña para definir candidaturas y escoger a directivos de partidos.

“Lo prioritario es definir tiempo de precampaña para escoger candidaturas y de precampaña para escoger directivos de partidos, lo prioritario es reducir coste de campañas electorales, para quitarle la influencia el dinero en las elecciones”, puntualizó.

El experto manifestó que es una prioridad llevar a los partidos políticos a los criterios  y valores de la democracia, de modo que tengan que ajustarse a sus principios.