Por Juan Cruz Triffolio
Las fuerzas militares y policiales del país, por mandato de su comandante en jefe, se proponen dar “un golpe contundente” a la delincuencia y la criminalidad que arropa la nación dominicana.

Aún se entiende que la simple acción de los uniformados no basta para enfrentar los flagelos en referencia la iniciativa luce de entrada interesante.

Es innegable que la iniciativa dada a conocer tiende a indicar, tal como expresa la máxima popular, que “cuando se quiere, se puede”.

Sobran razones para que este “operativo”, por cierto, que, contradictoriamente, “será permanente”, algo insólito, comience a dar sus frutos en procura de garantizar la tranquilidad y la seguridad de las familias dominicanas.

Ojalá no tarde el día en que logremos transitar por las calles y avenidas de nuestras ciudades sin el temor de ser asaltados.

El deseo de todos los que creemos en el país, es tener la seguridad de poder regresar al hogar familiar, sanos y salvos.

Añoramos muy pronto ver la sustitución de los titulares que a diario registran la pérdida de vidas humanas valiosas a consecuencia de acciones de raterías y en cambio, leer entregas periodísticas donde se destaquen los aportes positivos del ingenio y la creatividad del dominicano que cree y ama verdaderamente su lar nativo.

Es momento de reencausar el vivir cotidiano por senderos diferentes subrayando hasta el cansancio, si es necesario, el valor de la vida y para tal fin, debemos de hacer consciencia que no es suficiente un enunciado o decreto.

Hay que pasar de las palabras a los hechos, sin dobleces ni miramientos, pero siempre pautando el ejemplo desde arriba.

Ante la intención de materializar tan noble propósito, si realmente es así, lo correcto es actuar, sin protagonismo, excesos y exhibicionismo, siempre apegado al respeto a las Leyes y la vida humana.

Si algo podría ser cuestionable al “operativo” recientemente anunciado por nuestras autoridades militares y policiales ha de ser el hecho que, a sabiendas de conocerse la profilaxis ante la delincuencia, el robo y la criminalidad, desgraciadamente, no se entiende por qué hubo que esperar que fueran asesinadas y asaltadas tantas personas y familias para interiorizar que la denominada “percepción”, en definitiva, es una “realidad” en la patria de Duarte.

Pero nada, tal como expresan mis antepasados, en La Flor de la Patria: Salcedo: “Más vale tarde que nunca”

Ya veremos lo que realmente trae el barco, esperemos pues…