Cuando estudié magisterio aprendí  en psicología que un  reforzador positivo es una herramienta que   refuerza la conducta positiva que deseamos alcanzar.

Un niño que se porta bien, el padre le compra un juguete, le da permiso para hacer algo que sea de su agrado. Si el niño sabe que recibirá un premio es  muy probable que esa conducta positiva se mantenga en espera de ese refuerzo positivo que se manifiesta  después de ella. Esto es válido, para todos los individuos con algún grado significativo de desarrollo cerebral con relación a las conductas que manifiestan.

Siempre se ha usado reforzador dinero  en la política;  desde el gobierno  se hace utiliza con mucha frecuencia, sobre todo en  los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, que es lo mismo que decir en los gobiernos que ha encabezado el doctor Leonel   Fernández, pero la diferencia que en el caso de los gobiernos del PLD los reforzadores positivos utilizados tienen un origen ilegitimo y unas consecuencias negativas para la sociedad.

Hemos visto como se ha usado el poder que da el dinero del Estado para vencer a un contrincante interno y esto no lo aseguro yo,   simple y mortal ser humano. Lo que acabo de afirmar lo dijo Danilo  Medina, precandidato candidato del PLD que una vez tuvo todas las posibilidades para ganar la convención interna de su partido y la perdió mucho a poco, porque según su decir el Presidente Leonel Fernández uso el dinero de las arcas del Estado Dominicano para comprar las conciencias de los peledeítas y echarle un jabón a su fiesta.

El dinero sigue siendo el recurso por excelencia para conseguir muchas cosas, a tal punto que cualquier empresa, que no cuente con dinero es una empresa fracasada desde antes de iniciar, salvo muy rara excepción que rompa la regla y que yo no conozco todavía.

Este artículo lo escribo porque muchos “purpuras” hipócritas como los fariseos aquellos han empezado a rasgarse las vestimentas porque el compañero Miguel Vargas ha anunciado que premiará con seis millones de pesos al organismo del partido, municipio, y/o provincia) que más votos le aporte el día de la convención del partido blanco.

Es probable que tal vez el compañero Miguel Vargas, dentro de su buena fe, no vio que los enemigos siempre al asecho pudieran decir como ya muchos lo andan comentando que esa es una medida desesperada para conseguir votos, cuando ellos mismos saben que Miguel Vargas, no necesita esos recursos para ganar mucho a poquito tanto la convención interna como la presidencia de la República.

Lo primero frente a compañeros  valiosos pero fuera de tiempo unos y  marcado por la circunstancias de no un muy buen gobierno otros  Y A LO EXTERNO FRENTE A UN GOBIERNO CON MAS PUNTOS DE CORRUPCION QUE  LOS BOMBILLOS DE UN GRAN ARBOL DE NAVIDAD.

La verdad es, que a pesar de lo ya planteado, el dinero sigue siendo un reforzador positivo en todos los escenarios políticos, pero,  siempre que sea como el dinero que ofrece Miguel Vargas, primero sale de sus bolsillos, no de los del Estado y en una cantidad que le resolverá la situación económica a cualquier ciudadano, no las migajas que riegan  otros que no resolvería ni la comida bien nutrida de un día que da fruto porque lo mezclan con la miseria que su mal gobierno ha sumido a infelices ciudadanos.

Compañero Miguel, apreciamos el incentivo, pero le recordamos que los que le seguimos a usted lo hacemos porque en usted creemos, con usted ganaremos y con usted cambiaremos la suerte de nuestro país, para que los dominicanos exiliados económicos  vayamos de aquí hacia el único país del mundo en donde no somos extranjero, y los de allá no tengan que salir de nuestra amada  República Dominicana.

A   los que estamos fuera de la Patria, el mayor reforzador que se nos puede dar es la seguridad de seguir trabajando sin dificultad que nos detenga para  ALCANZAR EL PODER Y TRANSFORMAR EL DESTINO DE LA NACION.

Ahora bien, usted quiere  dar de su dinero como una forma de reforzar la conducta de trabajo y lealtad a toda prueba que exhiben los que estamos con usted.
¡Adelante Presidente!
Sulgida Nin, quien le sigue a trocha y mocha.