DIRECTOR DE CASA ABIERTASANTO DOMINGO,. RD.-Al cumplirse este mes el 39 aniversario de Casa Abierta, su director ejecutivo, Juan Raddamés de la Rosa, aprovechó la ocasión para demandar de las autoridades la urgente despenalización del consumo de drogas.

Consideró que la política aplicada hasta ahora lo que hacen es “criminalizar a los más pobres, arrojándolos a  cárceles inmundas de un sistema que ha colapsado, y que forma parte de un gran sistema corrupto que agrava los problemas de delincuencias, cuando su misión debe ser también la rehabilitación y reinserción social”.

Indicó que la situación de las droga en el país es cada día peor, que se ha ido generando una gran avidez, urgencias por el  consumo de drogas legales e ilegales, como si muchas personas de la sociedad  necesitaran desesperadamente alienarse y encontraran las drogas como el problema.

Afirmó que el país debe  avanzar hacia una perspectiva más integral en materia de drogas, para que se entienda que la dependencia de drogas es una enfermedad crónica y recurrente y debe ser tratada como un tema de salud pública.

Señaló que estudios recientes muestran que hay un uso creciente de heroína en el país y que también es alarmante el consumo de alcohol, la que considera como la droga que más daño hace a la humanidad sin que se le preste la debida atención.

“Se ha ido desarrollando un comercio y consumo creciente de clerén, que se vende en casi todos los negocios barriales, sin que las autoridades se den por enteradas.  En nuestro país también se están elaborando drogas de diseño, o mezclas de elementos de fácil y libre acceso”, y refirió al informe más reciente de la Oficina de Naciones Unidas contra las drogas y el delito (UNODC), que evidencia la tendencia mundial a pasar   a nuevas sustancias.

De la Rosa precisó que el negocio de las drogas se reorganiza en torno a sustancias de fácil elaboración, mientras se juega a la guerra solo contra los más pobres porque “las políticas de drogas  dominicanas siguen  definiéndose dentro de los  parámetros    de la   “guerra  contra  las drogas”, que insiste en un  modelo  ultra  prohibicionista, represivo  y  de un falso discurso de “tolerancia cero”,   que a pesar de su fracaso continúa vigente”.