La cobardía se define como el miedo o la falta de valor en situaciones difíciles o peligrosas. Esta característica, negativa por demás, es muy propia de quienes nos gobiernan y aun mas de quienes del mismo litoral político se erigen como sus sustitutos.

Son cobardes porque han carecido del arrojo y la decisión para acometer la urgente labor de mejorar la seguridad ciudadana. ¡Mas deteriorada y en riesgo no han de estar nuestras vidas!

Sin darle el frente a las dificultades locales cobardemente se viaja al exterior del país con la ilusa pretensión de producir el ingreso de capitales extranjeros en un país carente de seguridad ciudadana y jurídica, eso solo cabe en las mentes carcomidas por el boato y la buena vida peledeista. Como ridícula es también la aspiración de participar en la materialización de la paz del Medio Oriente. Paz en la lejanía, mientras la cobardía en la cercanía ha permitido el enseñoramiento de la intranquilidad.

La cobardía y la genuflexión se pasearon juntitas por el Congreso Nacional este miércoles 22 de Junio, ese día los legisladores peledeistas – incluidos los seguidores del Lic. Danilo Medina- levantaron presurosos sus manos para aprobar el paquetazo fiscal. Pudieron y debieron haberse negado, para diferenciarse ante el país de los demás, pero el miedo y el poco aprecio por la población les hicieron certificarlo, aun en perjuicio de su candidato.

Una acción incontestable de cobardía es condenar a un país al hambre, a la desesperanza y a la falta de educación extrayéndoles más impuestos, mientras sus gobernantes derrochan recursos a manos llenas. La cobardía se manifiesta sin empachos, sin guardar las apariencias, sin ningún prurito, en la repartición descubierta por al aguzado periodista Marino Zapete de los Centros Vacacionales de Jarabacoa y San José de las Matas.

Desafortunadamente nos esperan días muy complejos, las situaciones embarazosas proliferaran en nuestro país, el acogotamiento al que se encuentra sometida la población con los incrementos de precios de los bienes y servicios, con el acrecentamiento de la violencia y la inseguridad y con otros muchísimos elementos coadyuvantes de la amplificación de la tensión poblacional, son los detonantes. Ante lo que nos sobrevendrá, nuevamente, el gobierno reflejará su manifiesta devoción a la cobardía.

La más reciente acción de cobardía del PLD se ubica en su Congreso Elector, como era de esperarse fue un evento  organizado no así concurrido. No se percibió el ánimo en su militancia. Los centros de votación recibieron una exigua presencia de electores. Hasta ellos mismos saben que el candidato triunfante es más de lo mismo. No obstante en vez de buscar la causa de esa desazón en su militancia, cobardemente han pretendido manipular las cifras, alegando una cantidad de votantes que ni ellos mismos se creen. La cobardía no les permite afrontar su realidad: la votación no fue masiva.

Ante tanta cobardía morada, distanciarnos de ellos es lo mejor, lo procedente es reafirmar nuestro amor a Dios al cual no le agradan los cobardes. Recordemos cuando Jesucristo recriminó a sus discípulos diciéndoles:” ¡Cobardes! ¡Hombres de poca fe! ” (Mateo 8, 26). Tengamos fe, no seamos temerosos para afrontar y sacar del poder a estos cobardes morados.