César Medina y Andrés L. Mateo, dos hombres que se han destacado de manera extraordinaria y gozan del respeto, aprecio, admiración y la consideración de todo el pueblo dominicano. La trayectoria de vida de estos dos grandes, está llena de servicios, sacrificios y desvelo por nuestro pueblo y todos somos testigos. Podría decirse que son paradigmas.
Basta leer la biografía de Andrés L. Mateo y la biografía de César Medina para darnos cuenta a que me refiero. Pero, el espectáculo de “dime y diretes” realizado a través de los medios de comunicación el 26 de Julio del dos mil doce (2012), deja mucho que decir y el pueblo ve esto muy mal; en el sentido de que los trapos sucios deben de lavarse en casa y no tirarlos a la calle. El pueblo dominicano se siente muy triste, al ver estos modelos a seguir tirados al lodo o a la arena del coliseo.
A través del presente artículo, propongo la intervención de Juan Bolívar Díaz Santana y Nuria Piera, a los fines de que estas diatribas y diferencias puedan tener alguna solución, ya que no es saludable dividir la clase que maneja “el cuarto poder”, fundamento de la democracia y soporte garantista del respeto a los derechos humanos. Este es un momento donde todos debemos estar unidos como un solo hombre para combatir la violencia, el crimen organizado y la corrupción administrativa; no la de un gobierno determinado, sino, de todos los gobiernos; porque la clase periodística está llamada ser un ente de equilibrio en este y otros aspectos.
La intervención de Bolívar Díaz y Nuria en estos momentos, tiene una trascendencia histórica, debido a que: Periódicos, revistas, cadenas de radio y televisión, deben unirse para combatir estos flagelos; armados con un decálogo aplicado en la actualidad en México y pienso que podría adecuarse a nuestro país, el cual es el siguiente:
1. Tomar postura en contra: los medios deben “condenar y rechazar la violencia motivada por la delincuencia organizada, enfatizar en el impacto negativo que tiene en la población y fomentar la conciencia social en contra de la violencia”.
2. No convertirse en un vocero involuntario de la delincuencia organizada: para ello los medios deben “evitar el lenguaje y la terminología empleados por los delincuentes”; “impedir que los delincuentes o presuntos delincuentes se conviertan en víctimas o héroes públicos” y “omitir y desechar información que provenga de los grupos criminales con propósitos propagandísticos”.
3. Dimensionar adecuadamente la información: “Presentar siempre esta información en su contexto correcto y en su justa medida” y “establecer criterios precisos para la difusión de imágenes y fotografías de actos de violencia y terrorismo”.
4. Atribuir responsabilidades explícitamente: “La información que se difunda sobre el crimen organizado debe asignar a cada quien la responsabilidad que tenga sobre los hechos de violencia”, incluyendo las acciones o abusos por parte del Estado.
5. No prejuzgar culpables: “manejar siempre este tipo de información bajo el supuesto de que los involucrados son inocentes en tanto no cuenten con una sentencia condenatoria o estén confesos”.
6. Cuidar a las víctimas y a los menores de edad: La información que los medios presenten “debe respetar los derechos de las víctimas y de los menores de edad involucrados en hechos de violencia. Nunca debe darse información que ponga en riesgo su identidad”.
7. Alentar la participación y la denuncia ciudadana: “promover que la ciudadanía denuncie a los delincuentes y participe, dentro de su ámbito, en la prevención del delito y reducción de la violencia”.
8. Proteger a los periodistas: “Cada medio debe instituir protocolos y medidas para la seguridad de sus periodistas y reporteros…como lo son no firmar las notas sobre estos temas, hacer notas y coberturas conjuntas con otros medios y no hacer reportes en vivo desde las zonas más violentas”.
9. Solidarizarse ante cualquier amenaza o acción contra reporteros y medios: “En caso de que algún reportero o medio de comunicación sufra amenazas y acciones de la delincuencia organizada… los demás medios debemos solidarizarnos en contra de estas presiones”.
10. No interferir en el combate a la delincuencia: “no difundir información que ponga en riesgo la viabilidad de las acciones y los operativos contra la delincuencia organizada o que comprometan la vida de quienes la combaten o la de sus familias”.
Para aplicar acciones como estas, debemos estar unidos como un solo hombre. Los retos que tiene nuestro país por delante, demanda que la clase intelectual y periodística, hoy por hoy esté más unida que nunca. Quien escribe el presente artículo reconoce ser nuevo en este quehacer y aprovecha la oportunidad para hacer un llamado a la unidad y a la paz entre César Medina y Andrés L. Mateo. Aprovecho también el gran mérito y liderazgo de Bolívar Díaz y Nuria Piera, para proponer que se asuman estos diez mandamientos de combate a la violencia en todo el sentido de la palabra, el crimen organizado y la corrupción.
Hago un llamado a la paz y a la unidad. Concluyo con los versos de La Reina Anacaona quien antes de ser ahorcada dijo:
“No es honorable matar, ni se puede honrar propiciar la tragedia. Abramos un puente de amor, para que a través de él, incluso nuestros enemigos puedan caminar y dejar sus huellas para la posteridad.”