Su personaje, surgido de los teatros populares de la primera mitad del siglo XX, se ha convertido en objeto de estudio académico en un intento por explicar el carácter de los mexicanos.

Durante su carrera, Mario Moreno (Cantinflas) hizo 51 películas y cortometrajes y encarnó a diversos personajes vinculados con los sectores populares: barrendero, policía, bombero, sacerdote, doctor, y maestro.

Una breve incursión en Hollywood, donde hizo dos películas, le bastó para ingresar al imaginario anglosajón. Una de las cintas, La vuelta al mundo en 80 días, le valió un Globo de Oro en 1957 como mejor actor de comedia.

El personaje de Cantinflas vestía un pantalón por debajo de la cadera, camisa blanca sobre la que caía un pedazo de trapo al que llamaba “gabardina”, un pequeño sombrero y un cigarro que llevaba a su rostro marcado por un bigotito ralo y la barba a medio crecer. “Cantinflas, el llamado ‘peladito’, (es) el representante de un cierto sector popular que carece incluso de lo más elemental, por eso se le llamaba ‘el pelado’, el que no tiene nada o el que carece de todo o de casi todo”, dijo a la AP Eduardo de la Vega Alfaro, historiador de cine de la Universidad de Guadalajara. Para el propio Mario Moreno, cualquier actor debía ser “un observador nato” de su realidad. En su caso, sólo recogía el “eco popular”.

“Es cierto que de un modo errático se expresaban los mecapaleros, boleritos y teporochos que se reunían en cualquier punto de nuestra capital”, dijo el comediante a la periodista mexicana Guadalupe Elizalde, autora de la biografía “Mario Moreno y Cantinflas… rompen el silencio” (1994). Carlos Monsiváis, ensayista y escritor recientemente fallecido, decía que en la década de 1930 el cine mexicano empezó a incluir el habla popular, hasta entonces marginada y considerada de mal gusto. Y Cantinflas fue uno de sus principales representantes en ese momento.

“Cantinflas es, casi literalmente, la erupción de la plebe en el idioma”, dijo Monsiváis en 1997. “Antes de él los ‘peladitos’, los parias urbanos, sólo existían en el espectáculo como motivos pintorescos, los expulsados de la idea de nación por razones obvias…”.

Sin vivir en la miseria, Mario Moreno nació en un hogar humilde. Su madre, Soledad Reyes Guízar, era ama de casa, y su padre, Pedro Moreno Esquivel, un empleado del servicio postal mexicano.

Ambos se oponían a los deseos de Mario de entrar al mundo del espectáculo. Mario Arturo Moreno Ivanova, hijo del actor, dijo que la oposición de sus abuelos provenía de creer que ese mundo estaba plagado de “mucha prostitución, mucha drogadicción, muchos vicios”.

Don Pedro quería que sus hijos siguieran sus pasos en el servicio postal. En busca de un lugar en la actuación y sin un nombre que lo identificara, Mario Moreno comenzó en la década de 1920 a actuar en las “carpas”, una especie de teatro itinerante muy frecuentado en los sectores populares. En una de ellas conoció a quien se convertiría años después en su esposa, Valentina Ivanova, de origen ruso.

Una carrera que inició a escondidas

Antes de dedicarse de lleno a la actuación, estudió un tiempo en la Escuela Nacional de Agricultura. Fue boxeador con el sobrenombre de ‘El Chato’ e incluso se enroló en el ejército. Fue dado de baja tras descubrirse que era menor de edad.

A final de esa década usaba el nombre de ‘Polito’ en las ‘carpas’, que cambió después a “Cantinflitas”, un personaje con el rostro maquillado como payaso, algo que también tenía el propósito de ocultarlo de sus padres. Algunos entrevistados, como su sobrino Eduardo Moreno Laparade, dicen que el nombre fue una invención propia.

Pero su hijo asegura que el origen del nombre de Cantinflas surgió en las “carpas”. Dice que su padre le contó que en una ocasión el dueño de una de ellas le pidió anunciar la cartelera del siguiente día. Al estar frente al público, se puso nervioso, se enredó al hablar y la gente se soltó a reír. “Y uno del público le grita ahí: ‘oye, pa’ hablar así, en la cantina cuántas te inflas’. En México, inflar significa tomar, beber… y de ahí, él jugando con esas palabras, salió el nombre de Cantinflas’, dijo.

“Una anécdota que me platicó él es que cuando ya era conocido en la carpa… mi abuela un día le dijo: ‘oye, dicen que ahí hay un comediante muy chistoso, que tiene mucho éxito y yo lo quiero ir a ver, es un tal Cantinflitas’”’, dijo el hijo.

El humorista del pueblo

Moreno Ivanova dice que la fama de Cantinflas era reconocida por el mismo Chaplin. Cuenta que en 1972, Mario Moreno fue a Suiza a una reunión con el actor inglés. Ahí, según el relato que su padre hizo a Ivanova, Chaplin le dijo a su colega mexicano: “En el mundo nada más usted y yo”. Aunque hizo una precisión: “tú eres el mejor comediante, pero yo sigo siendo el rey”.

Cantinflas llegó hasta el Paseo de la Fama de Hollywood, donde en 1980 se le develó una estrella. La placa conmemorativa reza: “Dentro del mundo de habla hispana, él es conocido como el comediante más grande del mundo, comparable en Estados Unidos sólo con el gran Charlie Chaplin”.