16328396802_6db97af670_zSANTO DOMINGO, RD.- La patria, para empezar. Aquí, en el larimar, dicen los artesanos, está lo mío. Aquí, en la mina, en el taller, en el oficio, dicen quienes también son barahoneros, está lo mío. La patria, ¿dónde está?

Sin larimar, sin mina y sin tienda ni taller, probablemente estarían forzados a migrar, porque lo suyo no tendrían, ni para si, ni para nadie. La patria, otra vez, ¿dónde está? Aquí, en lo mío. Ahora, mejor, en lo nuestro.

Sí, nuestra, suya, la mina, porque ahora, con apoyo solidario del gobierno, los barahoneros mineros y artesanos del larimar, tienen taller, también escuela, crédito y saber con que transformar el larimar en joyas para vivir ellos y sus familias. Con dignidad. En su patria chica que es su comunidad.

Ahora, a los mineros y artesanos del larimar, la patria del bienestar posible, la patria del futuro cierto, los acoge con cariño.

La patria se reconoce en el larimar tallado por esas laboriosas manos. Manos que ya no le son extrañas, manos que no están afuera, en otros países, en otros talleres, en otras tiendas.

Cada 26 de enero ha sido, es y será siempre un día especial para dominicanos y dominicanas, porque en 1813 nació Juan Pablo Duarte quien, con inteligencia y trabajo político, organizó y condujo al éxito los anhelos y afanes de libertad, igualdad y fraternidad de nuestro pueblo. Duarte puso en manos dominicanas las compuertas desde donde se irriga la construcción libre e independiente de nuestra patria. Desde entonces, al son de avances y retrocesos, otros muchos han continuado y contribuido en la construcción de la patria con laboriosidad, coraje e ingenio, desde empresas y políticas privadas y públicas.

Las políticas e inversiones públicas que ejecuta el gobierno de Danilo Medina y que procuran democratizar nuestra sociedad y su economía, la liberación del analfabetismo, la creación masiva de empleos, el crédito solidario al esfuerzo emprendedor de cientos de miles de dominicanos y dominicanas con el que procuran independencia y seguridad económica, impulsan, como nunca antes en nuestra historia, la construcción una patria fuerte y solidaria, libre y acogedora, de todos, con todos y para todos.

Si Juan Pablo Duarte pudiera estar entre nosotros y sentarse a conversar con los mineros y artesanos de Bahoruco, Barahona, estaría complacido al escucharlos, al verlos contentos, como están, de estar aquí, en lo mío, suyo y nuestro.