POR WILFREDO POLANCO

WILFREDO POLANCOHaití y República Dominicana son dos países con más de 10 millones de habitantes cada uno, que comparten los 77 mil 914 kilómetros cuadrados de la isla Hispaniola y a pesar de su cercanía y de coexistir en un espacio territorialmente reducido, son dos nacionales con una historia diametralmente diferente.

Posiblemente en la tierra no exista otro ejemplo de dos pueblos tan próximos, con dos cultural tan abismales y de desarrollo tan desigual.

Haití ha escrito su historia en la página del mundo derrotando el imperio napoleónico y ayudando a la libertad de América. Dominicana enseñó su bravura expulsando el ejército español, que en su repliega luego de ser expulsado del continente, quiso enraizarse en Santo Domingo, Cuba y Puerto Rico. Ambas hazañas posibilitaron posteriormente la expansión de Estados Unidos y crearon las bases para la retirada definitiva de dos imperios de la región.

El ilustre profesor Juan Bosch dice en su libro, Desde Colón a Fidel Castro: El Caribe Frontera Imperial, ‘’la historia del Caribe es la historia de la lucha de los imperios contra los pueblos de la región… es también la historia de las luchas de los imperios, unos contra otros, para arrebatarles porciones de lo que cada uno de ellos había conquistados; y es por último la historia de los pueblos del Caribe para libertarse’’.

Ni siquiera 22 años (1822-1844) de dominio haitiano sobre el dominicano creó la simbiosis para que en la isla se formara una sola nación. Los dominicanos izaron su bandera y desalojaron a los invasores. Luego de varias batallas se convirtieron en el primer pueblo que se libera de una antigua colonia y no de una metrópolis.

Hace 171 años que estos dos pueblos pelearon a morir por su separación o fusión definitiva. Ni el tiempo ni la tragedia, vivida una vez por uno y una vez por otro, ha logrado el modelo que ahora se presiona desde fuera para que impere en la isla.

Todo ese tiempo han convivido pacíficamente, con excepcionales conflictos. Una vez eran los dominicanos que iban a trabajar a Haití, cuando su economía funcionaba y prácticamente tenían el mismo desarrollo. Hace más de 50 años que la economía dominicana está en crecimiento y hace más tiempo que Haití es uno de los pueblos más pobres de América, al punto que necesita de la tutela militar de la ONU para funcionar como Estado.

Ambos fueron intervenidos por Estados Unidos a principio del siglo XX; ambos fueron gobernados por décadas por crueles dictadores, y ahora en medio de períodos democráticos se ha roto el equilibrio migratorio y el árbitro principal se ha descalificado.

El autor es periodista y Consultor de Comunicación Estratégica.