Por Miguel Mejía

ATENTADO FRANCIAAcaba de saberse lo que se sospechaba: ISIS reivindica la autoría de los atentados genocidas cometidos en París contra una muchedumbre de jóvenes inocentes que cometían el “horrendo pecado” de divertirse en la noche de un viernes.

Poco hay que agregar contra este grupo inhumano, que se ha colocado al margen de toda ley con su sostenida campaña de crímenes incalificables y de obscena ignorancia donde, en tiempos de INTERNET y 3D, hablan en sus comunicados iletrados de diezmos, esclavitud de las mujeres e hijos de sus enemigos, y decapitaciones. Muy cruel y cobarde se ha de ser, para reivindicar, con orgullo, el asesinato a mansalva de civiles desarmados. Eso no es solo miedo y resentimiento, sino profundo sentimiento de inferioridad.
Las potencias occidentales, hoy alcanzadas por el fuego que cultivaron lejos de sus fronteras, no solo deberán atender el desafío de los miles de migrantes que buscan sus territorios, sino el de un yihadismo ultramontano y facha que amenaza la lógica y la razón cartesiana que constituye el basamento de su civilización.

La Otan, Israel y los Estados Unidos jugaron, por décadas, con el fuego reaccionario de la contrarrevolución monárquica en Siria, el Líbano e Irak, intentando derrocar y revertir las revoluciones progresistas que galvanizaron a millones de personas de ese entorno. El resultado ha sido el de una región caotizada y presa del terrorismo senil de los mesías de turno, donde cualquier injusticia es aceptada si figura en el Corán, y donde la mujer es una alimaña despreciable.
Después de las invasiones de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán e Irak, la “democratización y liberación de ambos países”, ha costado más de un millón de muertos. Hasta donde conocemos, ningún gobierno, ninguna personalidad, ninguna religión, ningún artista caritativo, ninguna belleza filantrópica, han reivindicado la denuncia de semejante genocidio, ni han vinculado este crimen con el resentimiento y afán de venganza irracional que prevalece en los actuales fanatizados y ensañados militantes de ISIS, cuando cometió recientemente, una masacre de 200 niños
No debe haber ningún tipo de contemporización ni piedad para asesinos despiadados de civiles desarmados. Condenamos enérgicamente esta babarie originada por un Estado que no parece estar compuesto por seres humanos.
La consigna es “TODOS CONTRA ISIS Y SUS VALEDORES”, sin tregua, sin piedad, sin medias tintas. Pero también contra quienes, desde las sombras, han amamantado este engendro.
Los países occidentales han recibido una efectiva medicina de sus buenos humores. Y hoy sus ciudadanos inocentes saltan por los aires.

“La justicia es el sol del mundo moral”, ha sentenciado un pensador de nuestra región. Y si bien es cierto que el futuro no necesita de depredadores yihadistas, también lo es que no se puede nadar en dos aguas. De manera dura y trágica, Occidente lo ha comprendido.
Venceremos a esa nube miserable de maldad que es ISIS y construiremos una sociedad más justa, sin exclusiones ni humillaciones, que eviten el resurgimiento de ISIS. Ser justos será nuestra venganza.

El autor es Secretario General del Movimiento Izquierda Unida (MIU)