mujeres cirugiaNUEVA YORK._ Como un nuevo y trágico resultado de las cirugías plásticas con mala práctica médica, hechas a docenas de mujeres en “fábricas de muñecas” en la República Dominicana, la puertorriqueña Beverly Ann Brignoni de 28 años de edad, es la víctima mortal más reciente.

Creyéndose demasiado gorda, Beverly, buscó informaciones en la Internet sobre clínicas de cirugías estéticas en la República Dominicana y creyéndola la más ajustada a sus requisitos, escogió “Clínica Vista de Jardín” situada en Santo Domingo.

La “cirugía” le fue practicada el 19 de febrero de este año, pero a su regreso a Nueva York, la madre boricua con un hijo de 4 años de edad, terminó siendo velada en la funeraria Ortiz de El Bronx.

Era la púnica hija de la señora Raquel Pagán, quien lloraba desconsoladamente en el funeral. El profundo dolor y la impotencia, la llevaron a decir que “una madre debería morir primero que sus hijos”.

Amigas y parientes de la víctima, la describieron como una mujer que estaba siempre sana y sin ningún récord médico negativo en Estados Unidos, pero la cautela de Beverly para escoger la clínica “estética” en Santo Domingo que más creyera conveniente a su propósito de hacerse más bella.

Ella pagó $6.300 dólares a la clínica en Santo Domingo y será sepultada en el cementerio municipal de Barranquitas en Puerto Rico, tierra de sus ancestros.

La madre dijo que la familia tomará acción legal por negligencia médica. La autopsia confirmó que la puertorriqueña falleció de una embolia masiva en el pulmón.

Los bajos precios pedidos en la República Dominicana, en comparación con el costo de la misma cirugía en Estados Unidos, es el principal señuelo para que cientos de mujeres viajen durante el año a pesar de la permanente advertencia del Departamento de Salud de Nueva York para que no lo hagan.

 

LA DOMINICANA

Por su parte, la dominicana Leticia Peña, quien acudió a la clínica del cirujano Luis Lima Mejía, volvió a Nueva York con 600 milímetros de pus que le fueron extraídos en un hospital local, donde tuvo que ser ingresada de emergencia.

Peña, pagó $300.000 dólares por la operación, que la dejó infectada con la bacteria Mycrobacterium Abscessus, después de someterse a la intervención.

La dominicana de 40 años de edad, soñaba con volver a Nueva York, como una de 20, pero el anhelo se le truncó a manos del referido cirujano.

Ella relata que aunque trató de contactar al médico que la intervino, no lo vio hasta el día de la cirugía, el primero de julio del 2013 a las 11:30 de la mañana, cuando entró al quirófano.

“Cuando desperté a las 2:00 de la tarde, me pidieron que caminara a ver si me mareaba, dijeron que todo estaba muy bien, lo que me extrañó porque se suponía que iba a estar en la clínica hasta el día siguiente”, añade Peña.

“Me enviaron a la casa. Había muchas mujeres a la espera de su turno por una cama. Eso, parecía una fábrica de muñecas”, narra la dominicana.

Semanas después, Peña comenzó a padecer de fiebres altas y fuertes dolores. El seno izquierdo se le inflamó paulatinamente y se le puso rojizo.

Intentó hablar con el cirujano, pero nadie respondió a sus llamadas, mensajes de texto ni correos electrónicos. “Les expliqué la situación, pero no me hicieron caso.”

En Nueva York, tuvo que ser sometida a una cirugía de emergencia para removerle el implante hecho en Santo Domingo.

El 9 de agosto del 2013 en el hospital Saint John de Yonkers (Nueva York), después de quitarle los implantes, los cirujanos encontraron que tenía 600 milígramos de pus.

Seis meses tuvo que pasar usando antibióticos para fuertes dolores, sus senos quedaron destruidos y describe sus cicatrices como “terribles”.

Ahora, si quiere reconstruir sus senos, tendrá que pagar $32.000 dólares, ya que en Estados Unidos ningún seguro estatal cubre ese tipo de operación por ser estética.

Dijo que con lo que gana en un salón de belleza en El Bronx, le es imposible pagar ese costo.

“Quizás, sufra la mutilación de mi cuerpo por toda la vida, tengo el alma mutilada por una profunda depresión. No quiero verme en el espejo”, concluyó diciendo dramáticamente la señora Peña.