Por Agustín de la Cruz (Sugar).
New York, (SL) -Es asombroso el comportamiento de algunas personas que se hacen llamar comunicadores en esta gran urbe, quienes en su mayoría lo único que lo identifica es un celular y en el caso extremo una cámara, usted lo puede encontrar en todos los eventos artísticos, pero carecen de algún medio propio o de algún medio reconocido al cual representen.

Identificarlos es fácil, basta con observar su conducta fanática tan pronto como el artista se aproxima al lugar del evento, son los mismos que durante el desarrollo de la rueda de prensa hablan de todo entre sí, irrespetando la exposición del invitado, para luego hacer unas series de preguntas desfasadas las que irritan al artista y provocan la vergüenza ajena.

¿Porque se está viviendo en New York, está horrible realidad?
Por culpa de unos supuestos organizadores de eventos confabulados con productores de eventos, quienes en su mayoría únicamente se preocupan por llenar el salón de gente, para así deslumbrar al artista haciéndole creer que la asistencia fue masiva.

Al final, usted no encuentra esas imágenes publicadas por ningún lado, ninguna reseña de lo que aconteció, un grupo de sin oficio que cenó y bebió de gratis, un organizador que se va a su casa con los bolsillos repletos y un artista a quien le vendieron un sueño.
En conclusión, la tecnología permite un crecimiento de participación, pero los participantes se niegan a prepararse para poder mostrar rasgos de profesionalidad en lo que hacen.