Sentencia a Blas Peralta cumplió expectativas

Luego que las juezas del Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional emitieran la sentencia que condena a Blas Peralta a 30 años en prisión, y a otros tres implicados en el asesinato del exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Mateo Aquino Febrillet, familiares del fallecido, juristas, académicos y la sociedad en su conjunto aplaudieron el fallo.

La penalidad de Peralta deberá  ser cumplida en el Centro de Rehabilitación de La Romana. Mientras que los también imputados, Rafael Herrera Peña, deberá pagar la pena de cinco años de encierro, con una condena reducida de tres, debido a su colaboración en el proceso.

Contra Gerardo Félix Bautista Mena se dictó una pena de ocho años de prisión, al igual que para Franklin Alejandro Venegas también implicados como cómplices de asesinato e intento de homicidio. Durante la audiencia, el último en tomar la palabra fue el propio Peralta, quien pidió al tribunal que lo condenara por los hechos que él cometió, y no por el odio, que según él, ha tenido el Ministerio Público en su contra, refiriéndose particularmente a la fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso.

Además expresó su supuesto “profundo lamento” sobre la muerte de Febrillet,  ante la jueza Ingrid Fernández, quien encabezó el tribunal.

Durante el proceso la fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso, reiteró varias veces a los jueces del Primer Tribunal a que impongan la pena de 30 años de prisión en contra del transportista.

Rita Solís, esposa de Febrillet, durante el incidentado juicio insistió en que la pena que merece Blas Peralta es la de 30 años, mientras mostraba la camisa ensangrentada por la tragedia, que aun conserva, ante las magistradas y los presentes en la sala y manifestó que Peralta “no sabe el daño que ha hecho” respecto a ella, su familia y la sociedad.

La acusación del Ministerio Público y las confesiones de sus compartes, invalidaron el argumento y fallido intentó la defensa de Peralta, para que este fuera juzgado por un homicidio y no por asesinato, a fin de atenuar la pena.