Rusia prosiguió hoy la campaña de detenciones contra los seguidores de los Testigos de Jehová, culto que fue prohibido en este país en 2017.
Varios “testigos” fueron detenidos en las regiones de Mordovia, en la parte europea de Rusia, y en Janti-Mansiisk, en Siberia Occidental, según medios locales.
Las autoridades de Mordovia lanzaron una operación “a gran escala” para poner coto a las “actividades ilegales” de varios testigos de Jehová, que son acusados de extremismo.
En el caso de Janti-Mansiisk, los detenidos celebraron supuestamente reuniones en las que “propagaban ideas extremistas y reclutaban a nuevos miembros para la proscrita organización religiosa”.
Esto ocurrió después de que la Justicia rusa condenara ayer a seis años de cárcel a un seguidor de los Testigos de Jehová, el danés Dennis Christensen, el primero en ser detenido hace dos años tras la prohibición de la organización.
La Fiscalía acusó al danés de seguir organizando colectas en apoyo de su organización, distribuyendo literatura religiosa y atrayendo a nuevos fieles después de la prohibición de los Testigos de Jehová por decisión del Tribunal Supremo en abril de 2017.
El proceso judicial fue duramente condenado por la Cancillería danesa y Amnistía Internacional, que demandaron a Rusia la “inmediata” e “incondicional” liberación de Christensen.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, prometió hoy que se tomarán cartas en el asunto, aunque advirtió de que el tema es “complejo” y que la vara de medir debe ser siempre la legislación vigente y su cumplimiento.
Al respecto, el jefe del Consejo de Derechos Humanos adjunto a la presidencia rusa, Mijaíl Fedótov, advirtió de que hay que diferenciar la libertad de culto y la prohibición de la organización que gestionaba los asuntos de los Testigos de Jehová en este país.
“Esto deben tenerlo claro todos, tanto los ciudadanos como los que aplican la ley. Si una persona profesa la creencia de los Testigos de Jehová, entonces está actuando en el marco de la ley y no la está violando”, subrayó.
Además, no descartó que la decisión del Supremo sea revisada, aunque también propuso la posibilidad de que los seguidores de dicho culto funden una nueva organización que sí respete la ley y no sea considera extremista.
Ese asunto fue tratado en la reunión que dicho Consejo mantiene varias veces al año en el Kremlin con el presidente ruso, Vladímir Putin, que se mostró dispuesto a ser “más liberal” con algunas sectas y no catalogarlas por defecto como “destructivas” e “incluso terroristas”.
“Los Testigos de Jehová son también cristianos. No entiendo muy bien por qué son perseguidos. Debemos aclararlo”, señaló.
En abril de 2017, el Supremo prohibió las actividades de los Testigos de Jehová al considerarlos una organización extremista y ordenó la incautación de todas sus propiedades y la disolución de sus 395 filiales en todo el país.
Los Testigos de Jehová, que consideran que las acusaciones de Justicia rusa son falsas, gratuitas y calumniosas, mostraron su rechazo a la decisión del Supremo y adelantaron que recurrirán ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
En su momento, el portavoz de los Testigos de Jehová en Rusia, Iván Belenko, denunció en declaraciones a Efe que la decisión de las autoridades rusas privará de su derecho a la libertad de culto a los 175.000 seguidores que tiene esa comunidad en el país.