LA HABANA, Cuba.- El ex presidente de EE.UU. Jimmy Carter (1977-1981) llegó el lunes en La Habana, donde fue recibido por el Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, para reunirse con el presidente Raúl Castro en la intención de mejorar las relaciones entre los EE.UU. y Cuba.

Carter viajó a la isla con el fin de “aprender sobre las nuevas políticas económicas y el próximo congreso del partido (Comunista de Cuba, PCC) y para discutir formas de mejorar las relaciones entre ambos países”, afirmó su portavoz, Deanna Congileo, en un comunicado.

El PCC aprobará una serie de reformas económicas en su Sexto Congreso, el primero desde 1997, que se celebrará entre el 16 y 19 de Abril. Carter ya estuvo en el país en 2002 y es el único representante norteamericano que viajó a Cuba desde que el ex presidente Fidel Castro asumió el gobierno en 1959.

El ex presidente de los EE.UU., de 86 años, quiere entender la condena del norteamericano Alan Gross a 15 años de prisión por facilitar el acceso a Internet de manera ilegal, caso que actualmente impide el progreso en las relaciones entre las naciones.

Washington cree que Gross facilitó la entrada de grupos judíos en la isla. Del Aeropuerto Internacional José Martí, Carter siguió para la sede de la Comunidad Judía. Poco después, participó de un encuentro con el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, cuya mediación con el gobierno cubano llevó a la liberación de 52 presos políticos detenidos desde 2003.

Hoy, martes, el ex presidente de EE.UU. se reunirá con Raúl Castro, y el miércoles, ofrecerá una conferencia de prensa antes de abandonar el país. Durante su permanencia en la Casa Blanca, Carter tomó medidas para mejorar las relaciones bilaterales entre las dos naciones. En 2002, en su viaje a Cuba, pidió el fin del embargo comercial que Estados Unidos mantiene contra el país desde 1962 y afirmó que la isla debe adoptar medidas para garantizar los derechos humanos y la democracia.

El último viernes, los Estados Unidos expresó la opinión de que la liberación del último grupo de 52 prisioneros es “un paso en la dirección correcta”, a pesar de la situación de derechos humanos en Cuba no ser satisfactoria.

Los analistas defienden que la decisión del gobierno cubano tiene como principal objetivo convencer a la Unión Europea (UE) para cambiar su Posición Común sobre Cuba, que afecta el establecimiento de las relaciones con la isla al avance en los derechos humanos.