Juan Tomas Taveras RodriguezPor JUAN TOMAS TAVERAS

EL AUTOR es mayor general retirado de la Policía

y periodista. Reside en Santo Domingo.

 

Las personas meritorias, virtuosas, honorables, valientes, patriotas, valiosas, calificadas, justas y dignas, en nuestro país,  son excluidas y muchas veces perseguidas por los mediocres serviles del sistema corrupto y mafioso que nos gobierna.

 

Tradicionalmente en el Estado dominicano repetimos la condena impuesta injustamente a Jesucristo, un inocente; y liberamos a Barrabás, un culpable y confeso criminal. El pueblo trabajador y honesto encarna a Jesucristo y lo peor de todo, es que se ha resignado a vivir crucificado.

 

Los gobiernos y sus socios personifican al peor Pilatos (quien fuera el principal responsable de la crucifixión de Jesús y gobernador de la provincia del Imperio Romana de Judea al principio de la era cristiana, lo que hoy corresponde a Palestina) y han perfeccionado lavarse las manos, con la complicidad de los medios. Cada persona vinculada a sectores de poder y las personas más adineradas reciben mayores beneficios del Estado y evaden o roban los impuestos que pagan los que trabajan honestamente.

 

La realidad que ha vivido y hoy se mantiene en peores circunstancias en nuestra mancillada República Dominicana pone de manifiesto la constante violación y contradicciones a nuestra carta magna y demás leyes, con sus principios jurídicos; permitiendo así, los privilegios a favor y premiando a los peores ciudadanos que por lo general son los más mediocres inescrupulosos, poderosos y criminales; lo que nos convierte en una sociedad culturalmente anómica y pasamos al  inevitable quebramiento institucional imperante.

 

Para revelar lo percibido por un dominicano consciente, me permito citar el desahogo de Rafael Suarez: “Es que el Estado Dominicano si lo observamos sin pasiones políticas y con objetividad nos damos cuenta que es una corporación mafiosa y criminal. Que esta en constante actividad y no existe una sola Institución del Estado donde uno no perciba la mafia, donde no se respire corrupción, robo y actos delincuenciales, principalmente en sus altos funcionarios.”

 

Los poderosos trabajan por el lucro, tienen los recursos para satisfacer sus necesidades básicas, lo cual obtienen con privilegios que aumenta cada vez más la desigualdad social. Y aun así, este pequeño grupo de oportunistas asociados: empresarios, gobernantes, funcionarios, políticos, eclesiásticos, comunicadores, intelectuales y criminales usurpan los bienes públicos apoderándose de los beneficios del pueblo trabajador y honesto; de la misma manera, impiden que los que sobreviven o dependen de los servicios públicos no reciban lo que les toca por sus impuestos.

 

Todo es contraproducente en República Dominicana, los criminales hablan de respetar la ley; el corrupto habla de la transparencia y la ética; el mentiroso habla de la verdad y la honestidad; Los presidentes o déspotas hablan de democracia; el opresor y esclavista habla de la libertad y la justicia; los intelectuales y científicos defienden y justifican la mediocridad y la improvisación, alejándose de la ciencia y la esencia del orden natural de las cosas.

 

El Estado o sus autoridades deben proporcionar los servicios básicos por pago de los impuestos, pero no lo hacen y se ponen de acuerdo para robarlos, dilapidarlos y los medios de prensa los encubren.

 

Una de las cosas más difíciles de la vida humana es trabajar por el bien común de una sociedad en oposición de los estamentos de poder; y mucho peor, en un Estado como el nuestro donde no hay garantía de los derechos y libertades ni justicia para juzgar a los violadores y abusadores.

 

El gobierno si puede usar los cuartos públicos para manipular y hacer poses, un creativo e ingenioso dominicano no puede usar una pose para mostrar la realidad que vive el pueblo pobre y trabajador. Que cachaza tienen los manipuladores.

 

El gobierno malgasta más de mil millones mensuales en propaganda y publicidad vacía, que no orienta ni educa ni informa, por el contrario desinforma, desorienta, mal educa, engaña, pero no la critican ni ven las poses de esclavistas e injustas.

 

Recordemos las palabras de nuestro himno, “Ningún pueblo ser libre merece, si es esclavo indolente y servil”. Himno Dominicano.

 

La empatía con el artista talentoso que expresa en una canción las letras que enamoran nuestro corazón, la pintura que refleja la imagen que vive en nuestros pensamientos. Así, cual artista, quiero despertar la empatía de mi pueblo con mis sentimientos de lucha en defensa de la patria.

 

Dios les bendiga siempre Pueblo Dominicana.