Por Manuel Hernández Villeta
El cuatro por ciento para la educación, es un buen estribillo de fanfaria pública. En la práctica, dar el cuatro por ciento para la educación no es sinónimo de que vaya a mejorar el sistema.
En vez de invertir un cuatro por ciento para el sistema educativo, lo que se debe es eliminar gastos superfluos, que no son necesariamente urgentes en su aplicaicón, y cuyos recursos se deben disponer para otros programas.
Si se aplicara el cuatro por ciento de golpe y porrazo, lo único claro es que se va a entregar más recursos para que se beneficien los comerciantes de la educación.
El cuatro por ciento es un buen lema para mantener niveles de popularidad de cantantes, megadivas, presentadores y los mal llamados integrantes de la sociedad civil.
También se inegran los buenos intencionados, que quieren una mejor educación, y la fanfaria mediática no les deja pensar.
Ninguno de esos sectores pide que se haga economía eliminando a las pruebas nacionales, que cuestan mil millones de pesos todos los años.
Las pruebas nacionales no ayudan al proceso educativo, meramente es una evaluación para saber si un estudiantes o paso o se quemó.
Lo más conveniente es la eliminaicón de las pruebas nacionales, y que esos mil millones de pesos se destinen a otro tipo de programa
El desayuno escolar es un programa revolucionario, que facilita talvez la única alimentación que reciben antes, durante y después de la escuela los niños pobres.
Pero los suplidores del desayuno escolar tienen presupuestado más de 15 millones diarios, para entregar las raciones que se dan a los niños.
El desayuno escolar debe ser intocable, lo que se tiene es que variar la metodología de entrega, con alimentos que vayan de acuerdo a las necesidades alimenticias de los niños.
Es mejor un menú local, preparado con alimentos propios de una región, y que sean elaborados todos los dias. Además, un patronato se debe encargar del desayuno escolar.
El maestro pierde toda su autoridad, cuando entre clases se tiene que poner un delantal y comenzar a dar funditas de alimentos a los alumnos.
Creo que el problema no es de que se entregue un cuatro por ciento del Presupuesto Naional a la Educación pública, sino de que se puedan optimizar los recursos.
Me huele que esa lucha del cuatro pro ciento está más ligada a los editores de libros, los vendedores de artículos escolares, y la sociedad civil que busca su pastel de un posible reparto.
Con una integración de programas que sean efectivos, se podrá desarrollar la educación dominicana, sin necesidad de tener que entregar un cuatro pro ciento, como lo piden los que nunca han ido a una escuela pública.
Trabajemos por una mejor enseñanza, y dejemos las protestas de los que van al encuentro en carros y yipetas último módelo, y las mujeres con carteras de mil dólares.
Su generosidad poría comenzar desprendiéndose de lo que tienen, a favor de los humildes.