Por Manuel Hernández Villeta
 
manuel hernandez villeta 
Con el agua y la luz, lo que se tiene es que ganar la confianza de los usuarios. Millones de dominicanos objetan a su manera la forma en que operan los servicios de suministro de agua y energía.
Lo que más  golpearía esa confianza que todavía no está solidificada, es que se proceda a colocar multas  a supuestos morosos y los que no pagan convenientemente los servicios de agua y luz.
Lo primero que se debe tener en cuenta, es que cuando hay apagones, a nadie se le da una explicación y mucho menos se le retribuye por las pérdidas que pueda haber sufrido por el tiempo sin la energía.
Las interrupciones son largas o cortas, dependiendo de los sectores de residencia, y hasta ahora se da un buen servicio en las llamadas áreas  de 24 horas. Con el agua, hay serios inconvenientes.
Primero, las interrupciones del servicio, en áreas populares y residenciales, en ocasiones son por días y hasta semanas. Se nota menos donde hay cisternas y tinacos, pero el mal está presente las 24 horas.
El ciudadano es víctima de la falta de servicios de agua y energía eléctrica, por lo que ahora no es el mejor momento para iniciar una campaña sobre sanciones a los morosos.
Si se debe cobrar por el servicio ofrecido. Todo el que consume agua o energía tiene que pagar por ello, o se le corta y se penaliza de acuerdo a lo estípulado  en el contrato.
Pero ya. La labor educativa que hay que realizar es de qué no se hagan conexiones ilegales, y de que se pague a tiempo para evitar interrupciones no deseadas. Venir con puño de hierro no  es pertinente en este momento.
Los dominicanos gastan millones de pesos en agua embotellada, porque nadie se atreve a consumir la que se ofrece por medio de las cañerías. Asimismo, hay cuantiosas inversiones en medios particulares, para suplir las fallas energéticas.
Hay que obligar al ciudadano a que pague, pero para ello tambien hay que levantar su solidaridad, su capacidad de sufrir apagones o interrupciones en el suministro de agua potable. Hay que decirle pague para que no te cortemos, pero no con amenazas, ni un fuete en la mano.
Para el sector energético y de agua potable, ahora mismo lo má importante es ganar la confianza y solidaridad de los usuarios, y no ponerle la navaja en el cuello.