SAN FRANCISCO DE MACORIS.- El vicepresidente de la República, Rafael Alburquerque, presidió este sábado el acto de ordenación del nuevo obispo de la Diócesis de San Francisco de Macorís, ceremonia en la que participaron miles de personas bajo una intensa lluvia en el Estado Julián Javier.

Alburquerque y una amplia comitiva del gobierno y del Congreso Nacional felicitaron a monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo, quien recibió el báculo de parte del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez.

López Rodríguez tomó la juramentación siguiendo la vieja tradición cristiana de entregar el cayado o báculo, simbología pastoral que a la vez, representa la dignidad del obispo y orientación de que su labor cristiana y de pastoreo será de bien para la comunidad y de la diócesis de San Francisco de Macorís, compuesta por las provincias Duarte, María Trinidad Sánchez y Samaná.

El cardenal López Rodríguez destacó las condiciones humanas del nuevo obispo y dijo que el hecho de haber participado en la formación sacerdotal lo ayudará en la relación interpersonal y con todos los feligreses.

El maestro de ceremonia ante el fuerte aguacero y el ánimo de los feligreses que utilizaban sillas como cobija, dijo que “son lluvias de bendiciones como preludio por la buena labor que realizará el nuevo obispo”.

OBISPO LLAMA A LA UNIDAD

En su discurso, al exhortar a la unidad del pueblo y todos los cristianos, monseñor Fausto Mejía logró encendidos aplausos cuando expuso que tiene conciencia clara de que llega como un “lanzador cerrador” que no puede perder el juego porque hay que ir a la competencia final.

El prelado católico relató que los lanzadores abridores son de la talla del cardenal López Rodríguez y los monseñores Juan Antonio Flores Santana y Jesús María de Jesús Moya.

Mejía Vallejo sustituye en el cargo a monseñor Moya, quien tenía 28 años en el puesto y por razones de edad renunció ante el Vaticano, pasando a ser obispo emérito.

También causó sensación y aplausos en la multitud, cuando el nuevo obispo dijo que no llegaba con ningún programa porque ya desde el 2012, el maestro Jesús le entregó el evangelio y la línea maestra la que definió como “ámense y permanezcan en la unidad, sabiéndose además que nuestra fuerza es la cruz y la grandeza es el servicio”.

Formuló un llamado a todos los sectores de la sociedad dominicana para que recuerden que el país es de todos. “Y que todos, tenemos que defenderlo y ayudar a levantarlo”.

Asimismo el obispo francomacorisano citó que el país debe permanecer entre “resto santo con la frente en alto mirando al horizonte y hacia la sociedad y la iglesia que queremos construir”.

Agregó que “la grandeza del ser humano está en la firmeza de sus principios, de sus valores, en la vivencia y defensa de su dignidad y la dignidad de los demás”.

A la ceremonia religiosa, asistieron la gobernadora de la provincia Duarte, Luz Selene Plata; el senador Amílcar Romero y el asesor del Poder Ejecutivo en asuntos de drogas, doctor Marino Vinicio Castillo.