WASHONGTON.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó a su país a trabajar en una reforma migratoria de fondo, a la que consideró una medida “inteligente para la economía”. Es una iniciativa que podría abrir el camino para otorgar estatus legal a los más de 11 millones de indocumentados que residen en el país.

“La reforma migratoria es un imperativo económico, que nos hará más competitivos en el escenario global”, señaló el mandatario durante un acto en la ciudad de El Paso, del estado de Texas, donde los hispanos representan casi 38% de la población.

El discurso en una zona “caliente” –un estado sobre la frontera con México y de tradición republicana- ha sido visto como una movida estratégica de la Casa Blanca para dar nuevo ímpetu público a una reforma migratoria integral a nivel federal. Un proyecto, dicen los expertos, que no tiene miras de ser aprobado por el Congreso, cuya cámara baja es hoy de mayoría opositora y opuesta a flexibilizar la normativa anti-inmigración.

Barack ObamaObama volvió a hablar de reforma migratoria

Parte de la intención de la Casa Blanca, dicen los analistas, es correr el debate hacia el terreno económico, con énfasis en el valor productivo que aportan los migrantes de los que dependen las empresas estadounidenses, para así sumar el apoyo a la reforma de voces moderadas del mundo corporativo.

Mientras varios estados continúan trabajando en sus propias legislaciones para regular la cuestión migratoria, el presidente prometió en su alocución “liderar un debate civilizado” para alcanzar una solución unificada y llamó a los republicanos a trabajar, aunque no anunció una propuesta legislativa concreta.

“Todos reconocemos los problemas… Hay consenso sobre lo que está roto, ahora necesitamos que el Senado se ponga al día para resolverlo”, señaló el mandatario.

Larga historia

En las últimas semanas, el presidente ha convocado a varias reuniones para hablar de inmigración, incluso a personalidades del mundo latino de Hollywood.

La historia de Obama con la cuestión migratoria es de larga data: fue primero una promesa de campaña durante la carrera de 2008 que le ayudó a sumar el voto de más de dos tercios del electorado hispano, y luego se convirtió en uno de los temas de agenda sobre los que Washington ha recibido presiones de distintos sectores.

“¿Querían mas gente? Bueno, tenemos más efectivos en la frontera que nunca antes: 20.000 agentes, el doble que en 2004. El muro está casi completo, triplicamos lo agentes de inteligencia en la zona. Todo lo que querían (los republicanos) lo hicimos, pero nunca van a estar satisfechos”

Barack Obama

Sus críticos argumentan que Obama no tuvo voluntad política de llevar adelante la reforma cuando su partido Demócrata tenía mayoría en el Congreso, sino que los esfuerzos presidenciales se enfocaron más bien en tomar medidas ejecutivas que le permitieran congraciarse con la oposición, como aumentar la seguridad fronteriza y endurecer el régimen de deportaciones.

Para el gobierno, en cambio, los logros alcanzados en esas áreas son el pilar sobre el que quieren promover ahora la postergada modificación de las leyes.

“¿Querían mas gente? Bueno, tenemos más efectivos en la frontera que nunca antes: 20.000 agentes, el doble que en 2004. El muro está casi completo, triplicamos lo agentes de inteligencia en la zona. Todo lo que querían (los republicanos) lo hicimos, pero nunca van a estar satisfechos”, reclamó Obama en su discurso.

¿Misión imposible?

Sin embargo, pocos confían en que el gobierno central pueda lograr una reforma migratoria en el actual escenario, con un Congreso cuya Cámara de Representates está dominada por los republicanos.

Para sus opositores políticos, el discurso dado en El Paso y las intenciones de corto plazo responden a una mera estrategia proselitista: a 18 meses de las próximas elecciones, lo ven como un modo de sumar o recuperar votos entre el electorado latino.

“Parece que el presidente Obama otra vez se ha puesto su traje de campaña. Su presión para legalizar a millones de inmigrantes indocumentados es puramente política”, reclamó el congresista Lamar Smith, del partido Republicano en Texas.

Tampoco los distintos grupos que representan los intereses de los inmigrantes parecen haber quedado satisfechos. Los activistas pro-inmigración reclaman a la Casa Blanca que relaje las deportaciones -que se estima que batirán un récord en 2011, con más de 400 mil- y rechazan los programas impulsados desde la administración federal que criminalizan a los indocumentados, como el de Comunidades Seguras (Sec-Comm).

Pero no está claro que el gobierno central vaya a dar cabida a tales pedidos. La retórica de Obama, después de todo, ha presentado los resultados en materia de control fronterizo y detención de “sin papeles” como un logro de gestión.

Con el fracaso del proyecto DREAM Act -como se conoce a la norma impulsada por el gobierno para regularizar la situación de ciertos indocumentados llegados al país antes de los 16 años y que quieren cursar estudios universitarios o prestar servicio militar, y que el Congreso rechazó el pasado diciembre- muchos activistas, sobre todo los más jóvenes, dudan de la capacidad de acción que le queda al mandatario.

“Lo único que ha hecho Obama es complacer a los republicanos con todas su exigencias de controlar la frontera. Pero ni con eso ha podido lograr apoyo, ni en las filas de su partido. Y así estamos, sin miras de que paren las deportaciones y con una reforma que suena muy bonita pero no tiene ni forma ni futuro”, dijo a BBC Mundo un portavoz de DreamActivist, una organización de estudiantes indocumentados que mantienen en reserva los nombres de sus miembros.

“El discurso de hoy en El Paso es un desarrollo bienvenido y estamos satisfechos de que el presidente esté comprometido a lograr una reforma bipartidaria”, señaló por su parte Ali Noorani, director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración.

Para convencerse de que el discurso es más que un puñado de buenas intenciones, piden que la Casa Blanca entregue una hoja de ruta, con fechas específicas para abordar el debate.

Estatal versus federal

Pero, ¿cómo es el mapa de las leyes migratorias hoy? Complejo, ante todo, coinciden los analistas.

La falta de acción del Congreso nacional y el Ejecutivo ha llevado a que los estados tomen distintos rumbos en esta materia, lo que ha hecho que algunos, como Arizona, tengan controles mucho más severos que hace unos años y otros, como Maryland, hayan promovido leyes favorables para que los migrantes reciban beneficios en educación.

Algunas de las leyes anti-inmigrantes están sin embargo congeladas, precisamente porque los tribunales federales han determinado que la regulación migratoria corresponde al gobierno federal.

Lo cierto es que la sesión legislativa de 2011 ha visto más de 50 propuestas presentadas en los parlamentos de 38 estados, de las cuales más de una treintena aún no han sido rechazadas ni aprobadas.

Un mapa complejo sobre el que el presidente Obama desea tomar cartas, aunque sabe que la cuestión levantará airados debates entre sus opositores e incluso dentro de las filas de su partido Demócrata.