Por Marino Ramírez Grullón

haitianosLo que se está llamando crisis entre las relaciones dominico haitiana debido al Plan de Regularización que aplica el gobierno dominicano se puede definir sólo en el derecho que tiene el país para aplicar su propia ley de migración.
Ya anteriormente la República Dominicana y Haití han tenido sus agrias contradicciones sobre la inmigración ilegal del vecino país hacia nuestro territorio.
Pero esto no había llegado tan lejos a no ser por nuestro acto de independencia del 27 de febrero de 1844 o la denominada matanza de haitianos que realizó el régimen de Trujillo en 1939.
Luego de esas fechas ha habido contradicciones pero no tan agrias como ahora.
Lo que pasa es que el actual gobierno haitiano y uno que otro aliado criollo pretenden que la República Dominicana no ejerza su derecho a regular a los extranjeros ilegales.
Entiendo que pase lo que pase, la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional a raíz de una acción de Juliana Deguis quien reclamaba la ciudadanía dominicana, marca la pauta de lo que serán los procedimientos de inmigración de ahí en adelante.
Durante este proceso de regularización han salido a flote los prejuicios, errores y otras debilidades que se han practicado en el país con la inmigración haitiana que se inicia con la contratación de obreros para el corte de la caña y que luego se quedarían a residir aquí permanentemente con la anuncia del Estado Dominicano.
Han sido muchos los sectores económicos que se han beneficiado de la inmigración ilegal haitiana, principalmente los constructores, productores agrícolas, los gobiernos y sobre todo traficantes de humanos a quienes no importa el problema que crearán en el futuro, buscando sólo ganancias económicas individuales.
Pero ya la situación está creada y aunque con blandenguerías más que con decisión, el gobierno dominicano ha iniciado un plan de regularización de ilegales que aunque abarca a todas las nacionalidades que existan aquí, se entiende que los haitianos son la mayoría.
El gobierno de Martelly y de su Primer Ministro Evan Paul ha tratado por todos los medios de torpedear este plan acusando al país de todo género de cosas que ni ellos se lo creen.
El proceso sigue caminando y sólo el tiempo dirá si su aplicación concreta sería buena o simplemente con la actitud gubernamental de entregar carnet a todos los que han depositado documentos aunque no sean completo, esto es positivo.
Mi impresión es que el Plan se está aplicando con miedo, en el fondo se le dará carnet a todo el mundo haya completado o no sus documentos, además están regresando los que se fueron por motus propio, lo que indica que no existe miedo a la deportación la cual me temo que nunca se hará.
En fin, estamos ante una encrucijada que convierte la cuestión haitiana en el tema de nunca acabar además de que tenemos como vecinos a unos ciudadanos que podrán ser acogidos aquí de buena fe pero que en el fondo nos manifiestan sus diferencias culturales e idiomáticas insalvables, lo que se traduce en tratos especiales entre ambos bandos.