INVIDENTESAN CRISTÓBAL,RD.- Bernabé Payano, quien perdió la vista por una enfermedad genética degenerativa, tiene muy claro que fabricar y vender suapers representa buen negocio, porque son indispensables en casas y empresas. Su tenacidad y determinación han sido más fuertes que su discapacidad visual, ya que además de impulsar su microempresa de esos utensilios de limpieza, está a punto de graduarse de psicólogo clínico, les da charlas de motivación a menores en conflicto con la ley y clases de fabricación de suapers.

Con la agilidad que sólo da la experiencia y sirviéndose únicamente de su sentido del tacto, en un solo día Bernabé arma hasta 50 trapeadores, los cuales vende a supermercados. Imparte las charlas y clases a internos del Centro de Atención Integral para Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal (Najayo Menores). Aunque inició la docencia por su propia iniciativa y sin cobrar, ahora está contratado por el programa Progresando con Solidaridad (Prosoli) y brinda sus servicios en el Centro de Capacitación y Producción Progresando con Solidaridad (CCPP) que opera en el referido recinto.

Prosoli, dependiente del Gabinete de Coordinación de Políticas Sociales, promueve la reinserción social de los jóvenes y adolescentes en conflicto con la ley mediante un proceso educativo y de capacitación técnica permanente vinculada al proyecto Vuelvo a Empezar, creado en 2008 por la hoy vicepresidenta de la República, doctora Margarita Cedeño de Fernández.

Las barreras que Bernabé ha tenido que derribar a partir de que comenzó a perder la visión van desde dos operaciones fallidas en Cuba, la certeza que quedaría ciego, la necesidad de dominar un oficio que le permitiera el sustento de su familia y los obstáculos físicos para desplazarse. Pero el mayor de los obstáculos son los tabúes y limitaciones en el trato a las personas con discapacidad.

Tiene retinosis pigmentaria, la primera causa de ceguera de origen genético en la población adulta.

Bernabé comenzó a servir en Najayo Menores como parte de la pasantía al término de la licenciatura en Psicología Clínica que cursa en la Universidad Nacional Evangélica, en el Distrito Nacional. En su tesis explica las acciones que se ejecutan en la cárcel para que esos adolescentes no reincidan en actos delictivos. Tiene programado graduarse en diciembre.

“Una de las bases principales es que ellos sepan qué van a hacer cuando salgan de aquí, orientarlos, porque están desamparados”, indicó.

La experta en derecho penal, doctora Adela Romero Barboza, entiende necesario crear mecanismos para la asistencia post-penitenciaria que posibilite plenamente la verdadera reinserción social, sea mediante la creación de un ente especial, o diseñando políticas públicas que lo garanticen.

“Les doy los cursos de suapers para que cuando ellos salgan de aquí tengan un oficio qué hacer. Orientarlos, porque están desamparados”, destacó al tiempo que 10 de sus 20 alumnos cortaban fibras trenzadas y las amarraban fuertemente a los palos de madera para armar ese utensilio de limpieza.

Bernabé cuenta que otros invidentes, del Patronato Nacional de Ciegos, le enseñaron el oficio que hoy le permite ganarse la vida, aunque aún con precariedad, porque sus ingresos fluctúan. Reside junto a su madre y uno de sus dos hijos en el sector Madre Vieja Sur, de aquí.

Sólo con tocar los suaper el experto se da cuenta si el alumno aplicó bien la técnica, si colocó la cantidad necesaria de fibras, si las cortó al largo adecuado y otros puntos necesarios para que el producto pueda cumplir con las especificaciones de calidad requeridas.

“Yo les explico a ellos que vayan boniticos, bien cambiaditos a los supermercados y que pregunten por el encargado del negocio. Les digo: ustedes van con un bulto y van a dirigirse a ellos como un vendedor. Así yo inicié aún con mi discapacidad visual”, resaltó.

En distintos supermercados de San Cristóbal se encuentran los suapers que hace Bernabé, identificados con la marca Bernard King, es decir el rey Bernard.

Sueño por cumplir

Por la ceguera Bernabé tuvo que sepultar algunos de sueños, uno de ello fue ser beisbolista. Pero ahora volvió a nacer en él la chispa del pelotero al conocer del beep baseball (variación del juego para que lo practiquen no videntes), que se celebró a principios de mes en el país organizado por la Fundación Francina Hungría.

“Tengo un hijo de 15 años que juega béisbol. Jugar béisbol fue mi anhelo, quisiera presentarme con Francina para que me dé la oportunidad de realizar parte de mi sueño que era eso, ser un pelotero profesional”, precisó.

Perfil

Nacido
11-06-1968 en San Cristóbal, R.D.
Estudios superiores
Psicología, Universidad Nacional Evangélica
Estudios técnicos
Elaboración de suapers, Patronato Nacional de Ciegos. Locución
Cargo actual
Instructor fabricación de suapers, Najayo Menores.