SANTO DOMINGO,RD- La noche del pasado jueves fue de puro ‘Celebration’ para los 16 años de carrera de Ilegales. Pero no solo ellos celebraban. Los dominicanos se dieron su vacilón en una fiesta en la que reinó el sazón que recorre las venas caribeñas.
Vladimir Dotel se lució como líder junto a su banda en Hard Rock Café y demostró que es un verdadero capitán con quien no ha naufragado un barco que ha enfrentado altas y bajas mareas en casi dos décadas.
Como siempre y con ese estilo original que mantiene desde sus inicios, la agrupación dio pura candela y mucho meneo.
Los emblemáticos ‘Taqui Taqui’, ‘Como un trueno’, ‘Fiesta caliente’, ‘Yo no toy pa¥eso’ y otros temas pusieron a bailar a todo el que no se perdió el bonche, porque era una noche para gozar y celebrar.
El show fue bueno y bien acogido, gracias al tremendo trabajo que hizo la agrupación.
Sin embargo, las luces le quedaron cortas al nivel de energía y adrenalina que desprendía el grupo, y tampoco le sacaron provecho a la pantalla LED y a los juegos instrumentales.
Entrega
Sabrosón y con el flow de su vestimenta y sus gafas negras, Vladimir complació por más de dos horas ininterrumpidas a los presentes.
Durante la primera parte del concierto, el vocalista del grupo solo decía que “enamorarse es una vaina”.
Cerca de las 12 de la noche la cosa se puso más picante. El cantante apareció vestido de negro y esta vez sin sus gafas, mantuvo por largos minutos la interacción con las mujeres del lugar y con algunas que se atrevieron a desafiarlo sobre la tarima.
Sin quejas ni lamentos, los admiradores disfrutaron de un show a ritmo de letras que ponen a mover las caderas de jóvenes y adultos.
Aunque faltaron recursos de montaje para hacer de esta gran fiesta un verdadero espectáculo, fue un ameno encuentro para celebrar la permanencia de un grupo que debe continuar y dar el verdadero boom.
LO MEJOR DEL CONCIERTO
Contacto. Ilegales ofreció un amplio repertorio para dejar complacido al público. Vladimir Dotel agradeció el trabajo de sus músicos, a quienes puso a bailar de manera sensual para las féminas, porque a la mitad de la noche el espectáculo era para ellas. “Las mujeres son malas porque siempre quieren más”, dijo en un momento Vladimir, pero luego fue acallado por una joven que le respondió que los hombres siempre “daban poco”.
Todos los invitados se mantuvieron bailando, motivados por la entrega y sencillez de los muchachos.
Despedida. El grupo se mantuvo parlanchín con los presentes. “Hemos revivido muchas emociones”, dijo Vladimir casi al finalizar su concierto. Después de un gran número de temas, a la 1:15 de la madrugada algunas personas querían más música, mientras que otras ya estaban exhaustas por tanto tiempo de música, baile y brincadera.