A través de un comunicado, el consejo del distrito cultural de la península de Kowloon (WKCD), organismo encargado del desarrollo del proyecto, informó de la suspensión de una reunión convocada para tratar los detalles sobre su construcción ante las “preocupaciones” expresadas por los ciudadanos.

La junta directiva del distrito se reunirá mañana, antes de que se ponga en marcha una consulta pública sobre el proyecto.

Carrie Lam, directora del WKCD y número dos del gobierno hongkonés, anunció a finales de diciembre la construcción de este museo entre críticas por su secretismo y falta de claridad en la elaboración de su diseño.

Sólo parte de los miembros de la junta del WKCD habrían tenido conocimiento del proyecto y habrían contratado al arquitecto Rocco Yim para diseñar el museo el pasado mes de junio, cinco meses antes del que su consejo aprobara el proyecto en noviembre, reveló el medio local Hong Kong Economic Journal.

Según la publicación local FactWire News, Yim habría entregado el informe completo a lo largo del verano y, durante todo este período, el gobierno había estado refiriéndose al documento como “Proyecto P” con el propósito de mantenerlo en secreto.

Estas circunstancias suscitaron fuertes críticas cuando el pasado 23 de diciembre Lam anunció que el gobierno de Hong Kong había firmado un acuerdo de cooperación con el Museo del Palacio (nombre oficial de la Ciudad Prohibida) de Pekín para construir una instalación de similares características en la excolonia inglesa.

Con un área de 30.000 metros cuadrados y un gasto estimado de 4.500 millones dólares de Hong Kong (580 millones de dólares, 550 millones de euros), este museo estaba llamado a exhibir antigüedades de la Ciudad Prohibida de Pekín así como otras piezas relacionadas con la historia y la vida en el palacio imperial.

La construcción del museo estaría prevista para finales de 2017 y se espera que esté terminada en 2022.

La controversia sobre el proyecto aumentó este fin de semana con la decisión del gobierno de lanzar una campaña publicitaria para su presentación en plena polémica.

Para ello, el gobierno encargó la colocación de grandes carteles impresos con imágenes del futuro museo que instaló en una concurrida estación de metro de la ciudad, y que apareció el sábado con pegatinas de tanques y estrellas rojas que recordaban a las imágenes de la represión sangrienta de las protestas de Tiananmen en 1989. EFE