Por Marino Ramírez Grullón
Es evidente que en este pulso entre el popular sacerdote, llamado Padre Rogelio y la Orden religiosa a la que pertenece, necesariamente saldrá ganando la Iglesia que tiene poder de Estado cristiano con relaciones diplomáticas y suficientes recursos para vencer a cualquiera que se le oponga, siempre hablando de enfrentamiento jerárquico o ideológico interno.
Fíjense que ni los miembros de la Orden Salesiana afines al pensamiento y prácticas de Rogelio han salido en su defensa, quizás porque quieren seguir en su Iglesia o porque tienen algún miedo a la necesaria solidaridad.
Lo cierto es que estando de acuerdo o no con los métodos de defensa de causas populares del Padre Rogelio se tiene que defender su derecho a la descensión como sucede en cualquier sociedad democrática.
La corrupción que afecta a un gran sector de las Iglesias tanto católica como evangélica se deja observar a ojo de pájaro.
La una tiene el poder económico y político de aliarse a conveniencia con poderosos hombres de Estado que teniendo razón o no aplastan o ayudan a sus pueblos dependiendo de las conveniencias del momento.
En el caso de la otra, la evangélica sólo rinde culto al diezmo y a prolongados discursos morales y religiosos que pocos pueden creer a no ser por la falta de voluntad que de alguna manera lleva a los seres humanos a buscar donde refugiarse en procura de una orientación que si la necesitan termina fanatizándolos..
Es por eso que ponerse en la piel de Rogelio resulta difícil se esté o no de acuerdo con él.
Definitivamente los intereses económicos a los que se pliega la Iglesia Católica en sus momentos de poder han hecho que Rogelio sea expulsado de su redil, dice el refrán que “ El amor y el interés se fueron al campo un día y más pudo el interés que el amor que le tenía”.
Una traducción muy clara ya Rogelio ha estado molestando tanto que sacó de sus casillas a los que tienen el poder y el dinero, esos a la vez influyen para que el querido y popular sacerdotes fuera sacado del país o de la iglesia, otros casos parecidos están en los archivos también.
Un elemento preocupante en este proceso es que además de que la propia institución a la que todavía pertenece Rogelio ha iniciado una campaña de descrédito de su persona y su accionar, hecho al que también se suman elementos que fuera de la Iglesia hacen el papel de promotores de un método propio de un país donde los méritos valen poco a no ser que se convierta la persona en incondicional de causas poco honrosas.