Por Arismendi Díaz Santana
En medio de un taller, María Gutiérrez me preguntó si era verdad que las pensiones serán tan bajas, y qué podrían hacer las autoridades para mejorar esa situación y evitar el empobrecimiento de los pensionados, luego de tantos años de trabajo.
¿Cuánto ganas y cuántos años tienes trabajando?, le pregunté. “Tengo 15 años trabajando y gano 20,000 pesos al mes. ¿En mi caso, qué puedo esperar cuando cumpla los 30 años cotizando y me retire?”
María asumamos un salario fijo real de 20,000 pesos, y un aporte del 8% para tu retiro, con un fondo invertido al 4% real de interés anual, al llegar a los 30 años de aporte habrás acumulado 1,171,365 pesos: 547,200 como aporte, más 507,755 de intereses por la inversión del fondo, más otros 116,410 por intereses durante el período de retiro.
En el sistema de capitalización, si ese fondo se divide en 20 años (260 meses), arrojaría una pensión mensual de sólo 4,505.25 pesos, equivalente al 22.5%. Si sólo vivieras 15 años (195 meses), la pensión mensual sería de 6,007.00, el 30% de tu salario. Y que conste, que estamos considerando las condiciones más favorables, difíciles de mantener a largo plazo.
Si se trata del reparto público y asumimos una pensión del 70% de 20,000, tu pensión anual ascendería a 182,000 pesos (14,000×13), incluyendo un pago adicional de diciembre. En este caso, los 1,171,365 acumulados apenas garantizan 6.5 años de pensión (1,171,365/182,000).
María, en ese caso, el sistema tiene que tomar aportes de los trabajadores activos para pagar tu pensión, y más adelante, requerirá de subsidios gubernamentales para cubrir un déficit creciente. Para pagar tu pensión anual es necesario contar con el aporte de 9.5 trabajadores activos con un salario promedio de 20,000.00 cada uno. Al terminar el año 15 como pensionada, el déficit será de 1,558,635, y si llegaras a los 20 años, el mismo ascendería a 2,468,635 pesos.
Cuando el sistema entra en crisis por déficit, los trabajadores activos ya no acumulan, ni obtienen intereses, matando la gallina de los huevos de oro. Lo único que existe es un registro contable de sus aportes, sin ningún respaldo tangible, solo con la promesa gubernamental de otorgarle su pensión, repitiendo indefinidamente este círculo deficitario.
Dos estudios confirman el déficit creciente
El ejemplo de María es sólo una expresión individual de un gran problema social a escala mundial, el cual, en la realidad, se multiplica con millones de casos, generando una deuda financiera y social, creciente, insostenible e impagable. Dos estudios, aportan pruebas incuestionables.
Un estudio de Swisse Re Institute, de enero 2018, reveló que sólo seis países de América Latina (Brasil, Argentina, México, Colombia, Perú y Chile) tienen una deuda previsional acumulada de 2.2 billones de dólares. Y otro estudio del Foro Económico Mundial estimó en 4 trillones de dólares la deuda para el 2050, de las 8 economías más poderosas del mundo.
Lo más preocupante es que, a pesar de estos resultados y de sus proyecciones catastróficas, aquí unos se mantienen indiferentes al problema, mientras otros lo subestiman y, no sólo se resisten a considerar un aumento gradual del aporte y de los años de retiro, sino que reclaman mayores pensiones.
Pepe Abreu, Presidente de CNUS, afirmó que “el Estado, es la única empresa que no puede quebrar, aunque esté quebrada”. Estamos de acuerdo, el Estado nunca quiebra, porque quienes siempre quiebran somos los contribuyentes, especialmente en un país donde impera un sistema fiscal regresivo, que reduce el poder adquisitivo de la gran mayoría de la población.