Sudáfrica y el mundo recibieron con un suspiro de alivio este viernes la noticia de que el expresidente sudafricano Nelson Mandela salió del hospital donde se encontraba internado desde hace dos días.
El premio Nobel de la Paz ya se encuentra en su casa, donde continuará un tratamiento médico para combatir una infección respiratoria.
Según las autoridades, Mandela, de 92 años, goza de buena salud y recibe el mejor tratamiento médico posible.
“Está bien, no hay motivo para el pánico”, dijo el vice presidente de Sudáfrica, Kgalema Motlanthe, durante una conferencia de prensa en la capital, Johannesburgo.
Las autoridades también instaron a los ciudadanos a mantener la calma, mientras numerosos mensajes de aliento continúan llegando desde todas partes del mundo.
Especulaciones y preocupaciones
Nelson Mandela pasó dos noches hospitalizado.
La salida del hospital del líder africano, sin embargo, no acabará completamente con las preocupaciones.
Y es que como dijo el doctor que lo atendió, Vijay Ramlakan, no hay que olvidar que “al fin de cuentas, estamos hablando de alguien que tiene 92 años”.
Ramlakan también recordó que Mandela padeció de tuberculosis durante su estadía en la cárcel de Robbe Island, donde sirvió parte de los 27 años de prisión que sufrió por su lucha contra el apartheid, el régimen de segregación racial sudafricano.
Aunque fue sobre todo la falta de noticias claras sobre su estado de salud durante las dos noches que pasó hospitalizado lo que atizó los rumores y las especulaciones.
Corresponsales de la BBC señalaron que la seguridad era estricta fuera del centro médico y la policía tuvo que ser llamada para controlar el tráfico, al tiempo que cada vez más aumentaba la presencia de periodistas apostados en las afueras del recinto hospitalario.
Y la noche del jueves numerosos reporteros también se reunieron afuera de la casa de Mandela en Houghton, cerca de Johannesburgo, a la espera de noticias.
De acuerdo con el corresponsal de la BBC en África Andrew Harding, la mayoría de “los sudafricanos sienten un fuerte vínculo con Nelson Mandela, es casi como una familia, por lo que simplemente quieren que un médico aparezca y les de una idea de lo que está pasando”.
El vicepresidente Motlanthe reconoció que hubo un problema en el manejo de las comunicaciones.
Él estaba bien, quiero decir que ya tiene 92, ya sabes. ¿Qué más queremos de él? Queremos que se quede para siempre, pero… puede pasar cualquier cosa.
Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz
Y las preocupación es más que comprensible porque el hombre que es conocido cariñosamente entre los sudafricanos por su nombre de clan, Madiba, ha parecido cada vez más frágil en sus cada vez menos frecuentes apariciones públicas, la última de las cuales fue durante la ceremonia de clausura de la Copa Mundial de fútbol en julio pasado.
El también ganador del Premio Nobel de la Paz, el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, dijo a periodistas el jueves que Mandela estaba “frágil” cuando lo vio la semana pasada, informó la agencia de noticias sudafricana Sapa.
“Él estaba bien, quiero decir que ya tiene 92, ya sabes. ¿Qué más queremos de él? Queremos que se quede para siempre, pero… puede pasar cualquier cosa”, dijo Tutu.
Y según Harding, en privado, amigos de Mandela han advertido que su salud se ha comenzado a deteriorar más rápidamente en los últimos meses.
Un símbolo
Si la tensión colectiva registrada en Sudáfrica demuestra la importancia de su figura para los sudafricanos, la atención internacional a la evolución de su estado de salud confirma su status de ícono mundial.
La noticia de que Mandela estaba en el hospital se difundió rápidamente y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue nada más uno de un coro de voces que expresaron sus deseos de una pronta recuperación.
Nelson Mandela fue durante un cuarto de siglo el prisionero político más famoso del mundo, estuvo preso por 27 años en su lucha contra el apartheid.
Posteriormente, se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica. Su trayectoria, carisma, sentido del humor y capacidad de perdonar a sus opresores lo llevaron a convertirse en un punto de referencia a nivel mundial.
Después de dejar la Presidencia en 1999, Mandela se convirtió en el principal embajador de su país en el mundo y fue una figura clave en la lucha contra el VIH/SIDA.