En un comunicado, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, anunció que su Gobierno ha enviado una notificación formal a bancos que se encuentran fuera de EE.UU. y que están financiando al Ejecutivo de Maduro.
“EE.UU.- dijo Bolton- está advirtiendo a las instituciones financieras extranjeras de que enfrentarán sanciones si se ven envueltas en transacciones financieras ilegítimas que benefician a Nicolás Maduro y a su red corrupta”.
“No permitiremos que Maduro robe la riqueza del pueblo de Venezuela”, añadió Bolton.
Si Estados Unidos decide hacer realidad su amenaza, el impacto podría sentirse en bancos rusos y chinos, que han prestado dinero al Ejecutivo de Maduro en el pasado.
Según Bolton, el objetivo de estas iniciativas de presión económica y diplomática es “apoyar firmemente la transición democrática” en Venezuela y respaldar al líder opositor Juan Guaidó, que se declaró presidente en enero y ha aglutinado el apoyo de más de 50 naciones.
Las declaraciones de Bolton suponen el último paso en la campaña de presión de EE.UU. contra Maduro, en el poder desde 2013 y que el 10 de enero pasado volvió a asumir la Presidencia como resultado de unas elecciones celebradas en mayo y no reconocidas por parte de la comunidad internacional.
Tras la toma de posesión de Maduro, Guaidó invocó el 23 de enero unos artículos de la Constitución venezolana para reclamar que, como jefe del Parlamento, tenía la autoridad de declararse presidente interino del país al considerar que Maduro está “usurpando” la Presidencia.
EE.UU. fue la primera nación en reconocer a Guaidó como mandatario y, desde entonces, ha tomado diferentes acciones para presionar a Maduro: desde restricciones de visados a funcionarios venezolanos hasta sanciones a la empresa Petróleos de Venezuela (Pdvsa), una de las principales fuentes de divisas para ese país.
Además, EE.UU. está evaluando la posibilidad de imponer sanciones secundarias a aquellas compañías que negocien con empresas controladas por Maduro, como EE.UU. ha hecho en el caso de las compañías extranjeras que compraban petróleo a Irán.