SANTO DOMINGO.-El director de Casa Abierta, Raddhamés de la Rosa, consideró hoy que el aumento de los hechos violentos demuestra la necesidad que existe en el país de transformaciones sociales con políticas de Estado centradas en soluciones a la falta del desempleo, la baja calidad de educación, la carencia en el sistema de salud y ausencia de recreación sana.
De la Rosa recomendó este martes para enfrentar la violencia epidémica “desmontar la estructura que ha generado la cultura de violencia que está afectando a los hogares, las escuelas y las comunidades”.
Dijo que “esa enfermedad colectiva”, queda demostrada con hechos como la del guardián que mató a un cliente de EDESTE porque protestó por el aumento de la tarifa eléctrica, el guarda campestre del ingenio Porvenir que le quitó la vida a un menor porque se estaba robando una caña o el sargento de la Policía en Manoguayabo que hirió a los miembros de su familia y luego se suicidó con un disparo a la cabeza, en medio de un desequilibrio mental provocado por los problemas económicos.
El director ejecutivo de Casa Abierta sostuvo que “ante esa grave situación se deben buscar soluciones a la violencia colectiva a partir de un proyecto común de toda la sociedad, en el que gobernantes y ciudadanía trabajen por un modelo de sociedad más enfocado a la justicia, para finalmente tener una cultura de paz”.
El veterano psicólogo lamentó que la violencia se esté ejerciendo de forma cotidiana, casi natural, en la casa, la escuela, en la comunidad, en las relaciones de pareja, y desde el Estado.
“Desde el gobierno se habla de muchos planes contra la violencia, copiando conceptos como seguridad ciudadana, barrios seguros, tolerancia cero, pero generalmente se trata solo de nombres eufemísticos para planes represivos, que solo son políticas autoritarias, violencia desde arriba, que se integran al círculo vicioso, sin resolver nada”, indicó De la Rosa.
Explicó que la violencia delincuencial (robos, asaltos, drogas) recibe más atención en los medios de comunicación, con una parte de la población demandando “manos duras”, llegando incluso la gente a agruparse en turbas, produciendo linchamientos de personas fuera de mecanismo para reducir la violencia.
El director ejecutivo de Casa Abierta, una institución con casi cuatro décadas trabajando los temas de drogas y violencia en el país, dijo que lamentablemente “tenemos una violencia epidémica, que crece en espiral, sin que se vislumbre soluciones reales”.