MEXICO.- Un grupo de dominicanos figura en la lista de 513 inmigrantes ilegales hallados ayer por las autoridades de Chiapas, en el sur de México, en dos camiones de mercancía en que pretendían llegar a los Estados Unidos.

Una información publicada en el portal de BBC Mundo no precisa el número de dominicanos detenidos, pero dice que, a la ya habitual lista de nacionalidades centroamericanos, se han unido ahora junto a ciudadanos de China, Japón, India, Nepal y Ecuador.

Los indocumentados, entre los que figuraban cuatro menores de edad, viajaban en dos camiones, 240 personas en uno y 273 en otro, con apenas unas lonas agujereadas para facilitar la respiración.

De acuerdo al Instituto Nacional de Migración, los ilegales viajaban “en condiciones infrahumanas” y se enfrentarán ahora a la deportación si las autoridades comprueban que entraron a México sin la documentación requerida.

Las autoridades migratorias de México aseguran que más de un 90% de los indocumentados que cruzan la frontera sur proceden de Guatemala, El Salvador y Honduras.

“Siguen siendo minoría, pero estamos notando un incremento en los casos de migrantes que proceden de países de Asia o Medio Oriente. Ya no sólo es gente de Centro o Sudamérica”, declaró a BBC Mundo Perseo Quiroz, subcoordinador de la ONG Sin Fronteras, con sede en Ciudad de México.

“Estas personas no sólo salen de sus países por falta de oportunidades económicas, se encuentran perseguidos por motivos políticos, religiosos o de grupo social”, explica.

Según esta organización, estos emigrantes de ultramar reproducen en la práctica los mismos esquemas que los que vienen de Centroamérica: pagan miles de dólares a un traficante a cambio del viaje, a menudo en camión.

Llegaron a México desde Ecuador, India o China, después de pactar con un “pollero” (traficante) el pago de hasta US$7.000 por un boleto que les llevaría a Estados Unidos ¿A cambio? Un viaje de miles de kilómetros hacinados en un camión que compartir con otros 200 compañeros de viaje, hambrientos y deshidratados.

Gracias al uso de rayos X, las autoridades encontraron a los inmigrantes en un control cerca de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado limítrofe con Guatemala y uno de los principales puntos de la ruta por la que cada año se trafican miles de personas.

Por su parte, los dos conductores de los camiones fueron puestos a disposición de la Fiscalía General.
Desde Nepal y Japón

La diferencia, señala Quiroz, es que ellos aterrizan en países de Sudamérica como Brasil o Ecuador, y de ahí parten en dirección norte.

Nueva ley

“Desde hace años se utilizan camiones con dobles fondos y grandes vehículos de transporte. Desgraciadamente los migrantes han sido siempre mercancía”
Alejandro Solalinde, activista

No es sólo el mayor rescate de este tipo en la región. Es además uno de los mayores operativos contra la inmigración de indocumentados desde que en abril el Congreso de México aprobara la nueva Ley de Migración, por la cual en ningún caso una situación migratoria irregular constituirá por sí misma la comisión de un delito.

Según el gobierno federal, esta ley garantizará “el respeto irrestricto de los derechos de las personas migrantes” y su protección. Pero no está exenta de críticas.

Para el sacerdote Alejandro Solalinde, esta ley es “más de lo mismo”.

Solalinde está al frente de una de las mayores casas de migrantes de América Latina, con sede en la ciudad de Ixtepec, Oaxaca, estado vecino de Chiapas.

“El problema es que esta ley sigue concibiendo la migración como un problema de seguridad, no como una cuestión humanitaria”, le dice a BBC Mundo.

“Los operativos de migración y la persecución de estos migrantes no funcionan”, dice Solalinde.
Según el activista de los derechos de los migrantes, el texto aprobado por los legisladores no evitará que se repitan casos como el de este martes.

“Desde hace años se utilizan camiones con dobles fondos y grandes vehículos de transporte” como los encontrados en Tuxtla, añade.

Contenedores como los utilizados legalmente para introducir frutas, materias primas y cargas pesadas.
La triste ironía, según Solalinde, es que “desgraciadamente los migrantes han sido siempre mercancía”.