Por Arismendi Díaz Santana

La resistencia al aborto terapéutico es una posición religiosa que contraviene el avance de la ciencia médica, y rememora los oscuros tiempos de las cruzadas y de la inquisición

La coherencia, entendida como el apego a los principios, a los valores y a las mejores causas sociales, forma parte de las cualidades más ennoblecedoras, y más difícil de sostener, especialmente en una sociedad en donde predomina el mercantilismo, la inmediatez, la ignorancia, el enriquecimiento ilícito y un pragmatismo brutal.

La coherencia es muy loable y comprometedora, ya que en cierto modo, constituye una especie de auto esclavitud. Por eso le tengo tanta admiración y respeto a las personas e instituciones que hacen gala de la misma, “contra viento y marea”, como es el caso de la Alianza Cristiana, una entidad integrada por religiosos de diferentes denominaciones.

A pesar de toda la campaña y lucha de la cúpula de las principales iglesias del país, para mantener posiciones contrarias a las recomendaciones de la ciencia médica, la Alianza Cristiana ha mostrado coherencia y persistencia en torno al tema del aborto, anteponiendo la ciencia a las creencias religiosas.

Los grupos más conservadores del país, con las iglesias a la cabeza, están promoviendo  actividades y movilizaciones para presionar a las autoridades y al Congreso, a fin de mantener la penalización de los tres causales del aborto, que pueden poner en riesgo la vida y la salud física y mental de las mujeres embarazadas.

En esta semana, importaron dos médicos argentinos para dar charlas contrarias a la liberalización del aborto, a pesar de la correlación existente entre la penalización del aborto terapéutico y los índices elevados de mortalidad materna en las pocas naciones que todavía mantienen esta prohibición.

Se trata de una edición local de una larga lucha entre el mantenimiento de creencias y dogmas religiosos, a despecho de los avances científicos en la medicina y en la cosmología. Una fuerte resistencia, que rememora los oscuros tiempos de las cruzadas y de la inquisición.

Esta campaña se mantiene y se arrecia, a pesar de que ya son pocos los países del mundo que mantienen una posición cerrada a las recomendaciones médicas, y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a favor de la vida de la madre y de la tranquilidad familiar.

Los abortos inseguros provocan el 16% de las muertes maternas

En respuesta a estas actividades y planteamientos interesados, la Alianza Cristiana reiteró su comprensión del problema y su apoyo para que el Congreso Nacional reconozca y legalice el derecho de la mujer a tomar la decisión en aquellos casos en su peligra su propia existencia.

La Alianza Cristiana favorece la despenalización del aborto en los casos de violación o incesto, de malformaciones incompatibles con la vida y cuando peligre vida de la madre. Desde luego, en todos los casos, sujeto a un diagnóstico médico a cargo de especialistas, cumpliendo con un protocolo específico del Ministerio de Salud Pública.

La Alianza se basa en el criterio de que no se trata de un asunto meramente religioso, sino de preservación de la salud, para reducir la mortalidad materna. Para fundamentar su posición, señala que “la Biblia no plantea que el aborto en esas tres causas sea contrario al mandato divino”.

Por su parte, el director ejecutivo del Consejo Nacional para el VIH y el Sida, Dr. Víctor Terrero, señaló que alrededor de un 16% de las muertes maternas del país, guardan una estrecha vinculación con los abortos inseguros, fruto de su penalización. Favoreció la posición del Presidente Medina de tomar en cuenta las tres causales mencionadas.

Creo que es tiempo ya de tomar una decisión, y abogamos porque en la misma  predomine la ciencia y la razón sobre los dogmas religiosos.