El discurso de Danilo Medina tras ser proclamado candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) fue una pieza bien concebida, abarcadora y sintética que trató de responder a grandes insatisfacción nacionales y en la que esbozó un perfil propio dentro de un proyecto colectivo.
Situado en el filo mismo de la navaja, Medina resaltó los méritos del gobierno de Leonel Fernández, de cuyo apoyo no puede prescindir, y evadió herir susceptibilidades, pero apeló a sus compañeros de partido para que reconozcan con humildad que han cometido errores y descuidos y que falta mucho por hacer
Un magnífico discurso
Puede ser que le faltara un poco del histrionismo que se le echa de menos, pero el discurso del economista e inquiero químico Danilo Medina tras su proclamación como candidato presidencial puede ser considerado magnífico, tanto por su construcción como por su contenido.
Fue abarcador, sintetizando en sólo 30 minutos, la esencia de sus planteamientos programáticos, proponiendo un nuevo estilo de gobernar y apelando a segmentos poblacionales fundamentales como los jóvenes, las mujeres, los desempleados y los productores.
Al mismo tiempo Medina se refirió a los problemas que mayores insatisfacciones causan en la sociedad dominicana, como el desempleo, la desigual distribución del crecimiento económico, la persistente pobreza, la inversión en educación y salud y la creciente inseguridad.
Donde se quedó corto fue en abordar la crisis energética y la sensible querella de la corrupción a la que, dentro de un evidente esfuerzo por no herir susceptibilidades, apenas aludió cuando planteó que llegará a la presidencia “con el corazón en las manos para nuestros hermanos más pobres pero con el látigo para los deshonestos”.
Reivindicó las realizaciones de los gobiernos del presidente Fernández, y aludió a la anterior gestión de su mayor contrincante, Hipólito Mejía, pero sin convertirlo en centro de la actividad, de lo que se ocupó el secretario general peledeísta y la propaganda electoral presentada en el acto.
Ha habido bastante consenso entre analistas y comentaristas en reconocer la calidad del discurso del candidato, aunque no faltan quienes pretenden que el hábil político deje de reconocer los logros del gobierno y de pasarle la mano al líder de su partido y presidente de la nación.
El tiempo de Danilo
Danilo Medina no pretendió saltarse la valla y para reclamar respeto a su propio espacio y tiempo comenzó prometiendo ser un gobernante digno de la memoria, lucha y anhelos del fundador del partido, profesor Juan Bosch, para seguido dirigirse al presidente Fernández comprometiéndose a “continuar y mejorar su obra de gobierno”, casi despidiéndolo al expresar su convicción de que “la historia honrará sus méritos como un gobernante que supo conducirnos en una de las etapas más difíciles del mundo contemporáneo”.
Fue entonces que proclamó “Ahora es mi tiempo”, para más adelante expresar: “óiganme bien, voy a construir mi propio estilo de gobernar. Construyendo una fuerte alianza entre el gobierno central, los gobiernos municipales, las organizaciones comunitarias y las empresas locales para impulsar el desarrollo social y económico de las comunidades, potenciando sus recursos naturales, turísticos y culturales y mejorando sus infraestructuras básicas”.
Reconoció que “Nuestra economía creció mucho en los últimos años”, pero “Ahora es el momento de distribuir esa riqueza con toda la población”, planteamiento con el cual asume la crítica de que el crecimiento que resalta el gobierno no ha beneficiado a la mayoría de la población y que ha quedado muy concentrado en obras urbanas y capitalinas: “Es hora, por lo tanto, de repartir este crecimiento y hacer que llegue a todas las personas, a todas las regiones, a todas las ciudades y a todos los campos del país.
Medina no temió declarar su prioridad en la educación, acogiendo el reclamo de inversión de por lo memos el 4 por ciento del producto bruto en educación, que tanto ha ofendido al gobierno del presidente Fernández, prometiendo también que trabajará “desde el primer día para pagar la deuda social en salud”.
Apela a la humildad
Las cuerdas del discurso de Danilo Medina se tensaron pero guardaron la armonía cuando se dirigió a sus compañeros de partido para pedirles “un exacto equilibrio entre el orgullo y la humildad”. Volvió a reconocer los gobiernos de Fernández, advirtiendo que “así como estamos orgullosos de lo que pudimos realizar, también tenemos que tener humildad sobre lo que aún no se ha hecho y, sobre todo, en lo que nos hemos equivocado y descuidado” (así en negritas en el texto distribuido)
Proclamó que la nación se realiza con “esfuerzo sostenido, diagnósticos serios y balances honestos”, señalando que el pueblo “debe saber que hicimos muchas cosas y que otras, no menos importantes, nos faltan por hacer. En tres ocasiones defendió el planteamiento en que basó su campaña por la candidatura: continuar lo que está bien, corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se ha hecho”.
Consciente de las resistencias de algunos ante esa formulación, el candidato deslizó que no viene para desunir sino para unir, y siguió dibujando su propio perfil planteando que “No vengo para decidir solo sino a compartir decisiones colectivas. No vengo para mandar sino a dialogar. No vengo solamente para hablar sino, ante todo, para escuchar”, aunque advirtió que no tiene compromisos con nadie cuando se trata de adecentar la vida política del país”.
Quiso también Medina dejar clara cuál será su principal prioridad, si alcanza la presidencia de la nación, por un lado “disminuir considerablemente la pobreza absoluta en nuestro país”. Y por otro, disminuir la gran desigualdad social que todavía existe en nuestra República Dominicana”.
Como es normal en el PLD, desde su fundación, el acto transcurrió con absoluto orden y organización. Se echó de menos a la primera dama Margarita Cedeño, de cuya ausencia no hubo siquiera alusión, lo que dio origen a especulaciones, sobre si era indicativa de que no sería escogida por Medina como candidata vicepresidencial, o si el presidente no deseaba involucrarla, o si buscaba evitar que su presencia alentara la consigna que ella misma reivindicó hace poco de “con Danilo y con mamá, esa pela va”, misma que fue incluida en una pieza musical popular de las que prologaron la actividad.
En el filo de la navaja
Por donde quiera que se le mire, el discurso del candidato presidencial del PLD estuvo lleno de aciertos, aunque está pendiente comprobar si sus partidarios, muy especialmente los más dogmáticos y fieles al presidente Fernández, comprendieron el esfuerzo por diferenciarse, por crear un nuevo perfil, por fundamentar nuevas ilusiones, por plantear renovación.
Los estrategas de Medina saben perfectamente que así como es imperativo mantener la unidad y lograr el apoyo del presidente de la nación y líder del partido, para retener el poder también es imprescindible plantear cambios, que un simple más de lo mismo es un suicidio político.
Las últimas dos encuestas Gallup-HOY y la Penn-Schoen, no dejan dudas sobre la insatisfacción con la gestión del PLD y la amplia ventaja con que ha partido el candidato del Partido Revolucionario Dominicano, Hipólito Mejía, tan amplia como las que se registraban a favor de Fernández cuando el perredeísta pretendió la reelección en medio de la crisis financiera originada en las quiebras bancarias.
Hay en el PLD quienes creen que es suficiente contraponer la gestión actual a la de Mejía, restando peso al desgaste del gobierno, sobre todo cuando persiste una grave deuda social. En algunos segmentos poblacionales eso podría tener impacto, pero para la mayoría el último golpe es el que más duele.
En una declaración el jueves Danilo Medina no dejó dudas de que su campaña golpeará los aspectos negativos de la gestión de Mejía, pero sus asesores son conscientes de que eso no es suficiente y tendrá que seguir bordeando el filo de la navaja buscando diferenciarse de lo que hay, respondiendo las insatisfacciones y reconociendo errores y limitaciones, cada vez con más insistencia.
El problema de Danilo es que no podrá prescindir de las figuras que encarnan el rechazo popular. Pudieron dejar a Euclides Gutiérrez fuera del escenario del domingo, pero el jueves la cúpula partidaria lo reivindicó, llegando al extremo de justificar que no haya pagado la energía eléctrica durante 5 años, acumulando una deuda millonaria.-