DM Discurso

El presidente Danilo Medina inaugur贸 su segundo per铆odo gubernamental con un balance bien optimista de su pasada gesti贸n y un rosario de promesas que en su mayor铆a son reiterativas de las formuladas hace 4 a帽os, convencido de que est谩 realizando una revoluci贸n transformadora de la sociedad dominicana.

El discurso presidencial no configura los cambios fundamentales que demanda la oposici贸n pol铆tica y la sociedad civil con un pacto pol铆tico-social por la institucionalidad democr谩tica, nuevo modelo de desarrollo que promueva la producci贸n y exportaciones, que contenga los d茅ficits fiscales, el endeudamiento y el clientelismo y sancione la corrupci贸n.

Optimismo provindencialista

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Aunque fue desbordante, con tonos providencialistas, garantizando el 茅xito “mientras yo est茅 aqu铆”, es comprensible el optimismo con que el mandatario habl贸 al pa铆s presentando un buen legado de realizaciones, muchas de las cuales son indiscutibles, como los avances en infraestructura, especialmente en construcci贸n de aulas, jornada escolar extendida, el 911 capitalino y el crecimiento y las estabilidad econ贸mica, entre otros.

Su mayor cercan铆a con la poblaci贸n, su gran dedicaci贸n al trabajo y su honradez personal que lo aleja de acumulaci贸n de riquezas son cualidades que se le han reconocido, no as铆 su pretensi贸n de haber sacado de la pobreza a m谩s de 900 mil personas, incrementando la pol铆tica clientelar expresada en subsidios y en las n贸minas p煤blicas. S贸lo en el gobierno central el pago de remuneraciones se increment贸 en 94 por ciento, pasando de 79 mil 43 millones a 153 mil 047 millones de pesos, desde finales del 2011 a fin del 2015, como estim贸 Participaci贸n Ciudadana.

Ha sido generalizada la advertencia de que el discurso de esta semana fue repetitivo de promesas formuladas en el 2012, documentado hasta con citas en el digital de Diario Libre, pero tambi茅n debe convenirse que implica reconocimiento de que el gobierno debe priorizar m谩s la seguridad ciudadana, la calidad de la salud y la educaci贸n, y el caos y alto costo del transporte y la circulaci贸n vial.

De buenas intenciones

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El presidente Medina formul贸 un rosario de buenas intenciones personales, con gran apreciable cantidad de importantes obras viales, un sistema integrado del transporte, plan nacional de seguridad vial, el “cuatrienio del agua”, red 煤nica de servicios de salud, plan integral para superaci贸n de la pobreza extrema, mayor atenci贸n a la calidad de la educaci贸n y hasta reducir a la mitad las p茅rdidas de la energ铆a. Tambi茅n prometi贸 programas especiales para adolescentes, j贸venes, envejecientes y personas con discapacidades.

Pero si fue minucioso en programas como el de incentivos a la vivienda y el transporte p煤blico, evadi贸 se帽alar c贸mo financiar谩 una transformaci贸n tan grande en cuatro a帽os m谩s, que la nueva generaci贸n “no recordar谩 en unos a帽os la Rep煤blica Dominicana que dejamos atr谩s”, llegando a proclamar que promueve “una generaci贸n que no sabr谩 lo que es el hambre”. Aunque reconoci贸 que la mayor铆a de las instituciones p煤blicas tienen el mismo presupuesto que en el 2011. Habl贸 de sentarse a discutirlo con la sociedad, pero sin avanzar nada ni mencionar el “pacto fiscal”, desechado al inicio de su primer gobierno.

El mandatario volvi贸 a manifestarse vigilante del buen uso de los recursos p煤blicos y “del lado de la gente honrada”, pero se qued贸 m谩s corto que en el 2012 en medidas concretas para la transparencia, la austeridad en el gasto y la persecuci贸n de la corrupci贸n.

Ning煤n cambio econ贸mico

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El discurso de Medina no configur贸 el menor cambio en la pol铆tica econ贸mica ni en un modelo de desarrollo m谩s centrado en la generaci贸n de recursos, mediante la promoci贸n de la producci贸n y la productividad, como han venido reclamando los sectores productivos, los economistas y organismos internacionales, ni abord贸 la pol铆tica exterior, devolviendo la canciller铆a al reparto pol铆tico.

Ignor贸 las cr铆ticas de que casi todo lo que se ha invertido en las 煤ltimas dos d茅cadas proviene de un financiamiento que multiplic贸 por ocho la deuda p煤blica en 16 a帽os. El experto Jos茅 Rijo ha documentado que el financiamiento del 2004-08 fue de 164 mil millones de pesos; del 2009 al 12 se elev贸 a 476 mil millones, y del 2013 al 16, llegar谩 a 727 mil millones de pesos, en el cuatrienio de Danilo Medina superior a la suma de los dos per铆odos gubernamentales anteriores.

El presidente no habl贸 de d茅ficits ni de deuda p煤blica, ignorando todas las advertencias de que sus niveles ponen en riesgo la estabilidad y la sostenibilidad econ贸mica聽聽聽 sostenidas por financiamiento, por la ca铆da del precio del petr贸leo, las exportaciones mineras, bajas tasas de inter茅s, inversi贸n extranjera, turismo y remesas, mayormente de origen internacionales y no fruto del desarrollo productivo ni de competitividad.

Sin hacer concesi贸n a los que reclaman frenar las pol铆ticas clientelares, la malversaci贸n y el dispendio para mayor inversi贸n en el desarrollo econ贸mico-social y聽 mejoramiento de los servicios, Medina apunta a la ampliaci贸n de las “tarjetas de solidaridad”, y a “otros programas de transferencias”, a la “expansi贸n de la visitas sorpresas”, a decenas de miles de becas y al reparto de casi un mill贸n de computadoras, aunque la mitad de las escuelas p煤blicas y de las viviendas no dispongan de agua corriente.

Evade pacto pol铆tico-social

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Otros vac铆os notables en el discurso inaugural del per铆odo fue sobre el reclamo un pacto pol铆tico social por la institucionalidad democr谩tica que han formulado un conjunto de organizaciones sociales, incluyendo a las mayores del empresariado, y la demanda de una reforma pol铆tico-electoral del conjunto de los partidos de oposici贸n.

Tal como dijo Participaci贸n Ciudadana, el presidente “desperdici贸 la oportunidad de reconocer a las fuerzas pol铆ticas de oposici贸n y聽 sus legisladores y de tender聽 puentes de entendimiento tras las heridas dejadas por el desigual y abusivo proceso electoral聽 que dio origen al nuevo mandato”.

Es obvio que los pelede铆stas siguen orgullosos de sus repetidos triunfos electorales y del dominio de todas las instituciones estatales y de muchas de las privadas. No pueden entender que la oposici贸n haya quedado resentida del aplastamiento de que fueron v铆ctimas en un proceso electoral turbio en la organizaci贸n y el arbitraje, con escrutinio 聽ca贸tico, y de una campa帽a en la que se abus贸 sin l铆mites de los recursos estatales.

Para entender la dimensi贸n de la inequidad basta saber que el partido oficial recibi贸 un subsidio legal de 429 millones de pesos, mientras el principal partido de oposici贸n, cuyo candidato obtuvo 35 por ciento del voto, s贸lo 12 millones de pesos, suma que el gobierno gastaba cada d铆a en publicidad reeleccionista, que adem谩s incrementaba en m谩s de 50 millones mensuales el gasto en miles de聽 empleados temporales para tareas pol铆ticas.

La inversi贸n p煤blica tambi茅n fue usada pol铆ticamente, por ejemplo con聽 dos mil millones de pesos mensuales en asfalto, y casi todos los ministros y altos funcionarios dirigieron la campa帽a en cada provincia, m谩s una legi贸n de m谩s de dos mil comunicadores聽 pagados con las n贸minas y la publicidad estatal.

El dilema de Danilo

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Si este es el segundo y 煤ltimo per铆odo de gobierno de Danilo Medina y nunca m谩s, como dice su Constituci贸n, y como las recaudaciones fiscales apenas alcanzan para el gasto corriente y pago de la deuda, est谩 compelido a buscar mayores recursos para realizar siquiera una parte de los sue帽os que expuso este 16 de agosto y para que su gloria no se esfume con el advenimiento de otra generaci贸n. Intentarlo s贸lo con los que hacen las leyes y su partido y aliados, no parece buena inversi贸n pol铆tica ni arrojar铆a los frutos necesarios.

Tiene s贸lo dos caminos: proseguir la alocada carrera del endeudamiento, que en este cuatrienio demandar谩 otros doce o 15 mil millones de d贸lares, para dejar la deuda p煤blica sobre los 50 mil millones de d贸lares, manteniendo los presupuestos de la mayor铆a de las instituciones a nivel del 2011, y los salarios con el poder adquisitivo del 1|991.

El otro camino es un incremento significativo del ahorro y de los ingresos fiscales, con el pacto fiscal que dispone la Estrategia Nacional de Desarrollo, para lo cual tendr铆a que entenderse con una Sociedad Civil organizada que intenta retomar las energ铆as participativas de los noventa. Manifiesta disposici贸n a mayor contribuci贸n fiscal, pero si se desmonta el Estado clientelar, de minifundios econ贸micos-pol铆ticos y corrupci贸n sin sanci贸n. Y ha dicho que primero es fundamental recuperar la confianza en las instituciones del Estado, lo diagnosticado por el informe Attal铆, por el que Leonel Fern谩ndez pag贸 un mill贸n de d贸lares hace ya casi una d茅cada. Y ha planteado un pacto pol铆tico social.

Por lo menos, Danilo tendr铆a que reducir ese Estado clientelar y corrupto para empezar a trocarlo, siquiera parcialmente, en un Estado productivo, que genere sus propias energ铆as financieras. Tiene una prueba inmediata, en la elecci贸n de los titulares de la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral y la C谩mara de Cuentas, cuyo per铆odo concluy贸 el 16 de agosto. Son precisamente de las instituciones que deben recobrar la confianza ciudadana. Y si persiste en la imposici贸n y dominaci贸n partidaria, habr谩 que prepararse para la repetici贸n hist贸rica nacional, ahora: “Danilo siempre”.-