Por Arismendi Díaz Santana
Por enésima vez, los ex trabajadores de los ingenios azucareros del CEA han reclamado su derecho a una pensión, luego de más de tres décadas cotizando obligatoriamente al Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS).
En esta semana, centenares de afiliados de la Unión de Trabajadores Cañeros (UTC) se reunieron frente al Ministerio de Hacienda para depositar el listado de sus miembros que, habiendo “trabajaron por más de 40 años”, y cumplido con los requisitos mínimos para recibir una pensión, todavía no han sido beneficiados con la misma.
Jesús Núñez, su vocero, declaró que esperan un tercer decreto de pensión “porque estos trabajadores que contribuyeron al desarrollo del país, no pueden seguir viviendo bajo este estado de negación de derechos y engaños”. Se trata de miles de envejecientes que sobreviven en la indigencia, de los cuales más de 600 han fallecido en los últimos dos años.
Desde hace años, estos reclamos han recibiendo el apoyo del Comité Dominicano de los Derechos Humanos (CDDH), de la opinión pública en general, así como de diversas organizaciones de la sociedad civil, sin ser atendidos.
En múltiples ocasiones he defendido el derecho de estos trabajadores, ya que como asesor técnico del IDSS durante más de seis años, comprobé el descuido y la irresponsabilidad con que se manejaron los expedientes de los afiliados, lo que dificulta su depuración.
Sostengo que la política previsional dominicana profundiza la desigualdad social. Basta con señalar las enormes diferencias existentes entre jubilaciones mensuales superiores al millón de pesos, y pensiones de miseria de hasta 1,500, sin contar con cientos de miles que no reciben nada, como esos cañeros.
En adición, quienes reciben algo, como los pensionados del Estado, ya tienen más de 14 años con la misma pensión, a pesar del aumento anual del índice de precios al consumidor, y que la Ley 87-01 dispone su indexación periódica.
En adición, el Estado otorga pensiones jugosas a personas que nunca trabajaron en la administración pública, con la ventaja de que la mayoría reciben pensiones superiores a los obreros y empleados con dos y tres décadas de cotización.
Uno se pregunta, ¿para qué sirve un crecimiento sostenido de la economía nacional superior al 6%, si el mismo no contribuye a crear suficientes empleos decentes y a garantizar, al menos, la actualización del monto de las viejas pensiones?
¿Cómo se explica que, a pesar del “tan cacareado progreso”, todavía la mayoría de los pensionados carezca de un seguro médico que los proteja en la etapa en que más lo necesita? Es necesario un cambio de dirección.
Felicidades en el día del médico
Recientemente se celebró el día del médico dominicano, una profesión absolutamente necesaria para el desarrollo del país y para la tranquilidad familiar. Lamentablemente la medicina ha sido privatizada, debido a las falencias ancentrales del sistema público de salud, mercantilizando su ejercicio.
Sin embargo, por encima de esta tendencia, muchos profesionales de la salud han sabido generar ingresos de acuerdo a su formación y desempeño, sin perder el sentido social y humanista de la atención al paciente.
Saludo la decisión del Colegio Médico Dominicano (CMD) de investir como maestros de la medicina a Eduardo Mejía Jabid, Milenia Altagracia Cabrera Maldonado y Jimmy Barranco. Y, ademas, el reconocimiento del Hospital Moscoso Puello a la Dra. Virginia García, al designar con su nombre la Unidad de Videoendoscopía Alta Diagnóstica y Terapéutica. ADS/251/22/08/2018