SANTO DOMINGO, RD.- Los periodistas y comunicadores están obligados desarrollar un ejercicio profesional con un apago a preceptos éticos que van más allá de sus propias vidas, ya que en nuestros tiempos son la imagen viva de Jesucristo.

Y es que el ejercicio noble de la comunicación es la mejor forma de evangelizar para la verdad, para la solidaridad y la misericordia, siempre en busca de la construcción de una sociedad más justa, equitativa e igualitaria para todos.

En sentido general, esas fueron parte de los preceptos pedagógicos cristianos planteados durante el Primer Retiro de Periodistas y Comunicadores Católicos “Jesucristo como comunicador”, realizado el pasado sábado 1ro del presente mes en la parroquia San Antonio de Padua, y coordinado por el párroco Kennedy Rodríguez; el comité gestor pro la Asociación de Periodistas Católicos, que coordina Rafael Alonso Rijo, y la Unión Católica de Comunicadores (Ucadeco).

Durante el retiro cuaresmal se dictaron tres conferencias: la primera titulada “Jesús el comunicador”, estará a cargo de Rodolfo Espinal, galardonado locutor y políglota de una profunda formación cristiana; la segunda fue “Las tentaciones de los periodistas y comunicadores”, a cargo de Alicia Estévez, directora de la edición digital de Listín Diario, y la tercera “La espiritualidad de los periodistas y comunicadores”, bajo la responsabilidad del obispo emérito de Santiago, monseñor Benito de la Rosa y Carpio.

En su ponencia, espinal destacó las cualidades comunicativas de Jesús de Nazaret, principalmente la oral, y cómo su mensaje perdura más de dos mil años después.

Trayéndola a estos tiempos, Espinal observó que el éxito de Jesucristo como comunicador radica en que “contaba historias verdaderas, y siempre dijo la verdad, aunque esa verdad verdadera lo llevara a la muerte física, más no espiritual, pues su verdad trasciende al día de hoy”.

“Ese debe ser el periodismo de hoy, esa debe ser la misión del comunicador, contar historias verdaderas, no historias con verdades manipuladas, no importa quién se moleste con esa verdad”, apuntó.

Siete pecados capitales

En su disertación, Alicia Estévez habló lo que considera son los siete pecados capitales de los periodistas y comunicadores, entre los que destacó la avaricia, la pereza, la ira y el miedo.

Partiendo de experiencias vividas en sus más de 20 años de ejercicio profesional, la periodista comparó estos siete pecados capitales (son capitales debido a que por vía de consecuencia conllevan a otros pecados), con los deberes de los periodistas y comunicadores, a la luz de los 10 mandamientos.

“Los periodistas debemos  ser firmes”, dijo, “los periodistas debemos examinar permanentemente nuestras conciencias, no importa lo que pueda suceder, pero debemos hacer lo que haya que hacer en el momento debido”.

La ética, según monseñor de la Rosa y Carpio

De su lado, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, obispo emérito de Santiago, exhorto a practicar un periodismo más apegado a la ética, ya que atraviesa por una de sus peores crisis de la etapa democrática iniciada con el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.

“Nunca como ahora había habido tanta confusión ética en este quehacer que García Márquez definió como el mejor oficio del mundo; nunca antes tantos periodistas activos, empleados de los periódicos, la radio y la televisión, habían estado al mismo tiempo en las nóminas del gobierno”, observó.

Dijo que esa es una responsabilidad compartida entre los propietarios y ejecutivos de los medios y los periodistas debido a los bajos salarios, que obligan al pluriempleo y a aceptar la dicotonomía de trabajar para el Gobierno al mismo tiempo que se ejerce la función periodística.

“Seguro que pocos comunicadores conocen los preceptos fundamentales del Codigo de Etica proclamado por el Colegio de Periodistas en 1994, y menos el del diario El Caribe del 2001, y ni hablar del Media Team Dominicana que editaba el semanario Clave y Clave Digital hasta su claudicación”, apuntó.

Dijo que “Confieso que no es fácil hablar de comunicación social en estos tiempos cuando el mundo sufre sacudimientos derivados de la perdida de la brújula de la moral y la sociedad dominicana padece de una grave anomia social, que es el divorcio entre la conducta de la comunidad y los valores y normas establecidas”.