Las protestas por un cambio en el rumbo político en Yemen se han intensificado en los últimos días.
Cada vez más soldados, altos oficiales de las fuerzas armadas y líderes tribales les brindan su apoyo a los manifestantes.
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Ante esta situación, el presidente Ali Abdulá Saleh advirtió que cualquier intento de golpe militar llevará a la guerra civil y anunció que dejará su cargo antes de enero del año próximo, sólo después de la organización de elecciones parlamentarias.
BBC Mundo le explica qué está en juego en Yemen.
¿Está el régimen a punto de caer?

La deserción de altos oficiales de los cuerpos armados, incluyendo el prominente general Ali Mohsin Saleh, ha dado un espaldarazo a las protestas que comenzaron en Yemen desde hace más de un mes.
Pese a que los manifestantes han acampado por largo tiempo en una plaza cerca de la Universidad de Saná, la capital del país, los enfrentamientos del viernes pasado en los que resultaron muertas unas 50 personas marcaron un punto de inflexión en el movimiento.
Desde entonces, varios funcionarios renunciaron a sus cargos y el lunes cuatro generales, incluyendo a Ali Mohsin Saleh, quien comanda un contingente importante en el noroeste de Yemen, se sumaron a esas deserciones.
Según el especialista en temas de seguridad de la BBC, Frank Gardner, los pilares sobre los que se sustenta el poder del actual mandatario están cayendo uno tras otro.
Abdullah Alsaidi, ex embajador de Yemen ante Naciones Unidas, uno de los que le dieron la espalda al gobierno, le dijo a la BBC que duda de que el presidente Saleh sobreviva a esta crisis.
“Él tiene que darse cuenta que su régimen ha llegado a un punto de no retorno”, afirmó el ahora ex funcionario.
Aliado clave

Los analistas consideran que las potencias de Occidente enfrentan un momento crítico en Yemen, dado el papel clave que juega este país en la estrategia contra el terrorismo de Washington.

El presidente ha advertido sobre la posibilidad de una guerra civil.
“Ésta es una coyuntura de alto riesgo para los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido”, le dijo a la BBC Ginny Hill, experta de Chatham House, un importante centro de estudios internacionales con sede en Londres.
El atentado del año pasado, cuando agentes estadounidenses descubrieron un complot para colocar explosivos en aviones con destino a ese país, confirmó lo que muchos sospechaban: que Yemen se ha convertido en una base clave para la red Al-Qaeda.
Eso explica el apoyo que ha otorgado la Casa Blanca al presidente Saleh.
Hill recordó que Occidente ha destinado recursos para apoyar a unidades militares que están controladas por importantes aliados del mandatario yemení, incluyendo su hijo y su sobrino.
“Si el actual presidente es derrocado, esto va a poner de patas para arriba la estrategia contra el terror de Estados Unidos”, afirmó la analista.
¿Quiénes son los opositores?

Al principio, entre los manifestantes había principalmente estudiantes y sectores liberales de Yemen.
Los opositores exigen la salida del presidente Saleh, que ocupa el poder desde hace 32 años.
“Él tiene que darse cuenta que su régimen ha llegado a un punto de no retorno”
Abdullah Alsaidi, ex embajador ante la ONU
Pero en los últimos días, una serie de líderes tribales, altos funcionarios y oficiales de alto rango han respaldado las protestas.
Incluso el líder de la federación tribal a la que pertenece el propio mandatario, Sadiq al-Amar, le dijo a la cadena Al-Jazeera que había llegado el momento de renunciar.
La semana pasada, Saleh anunció planes para reformar la Constitución y establecer un sistema parlamentario, y anteriormente había prometido que no se presentaría a elecciones cuando termine su actual mandato, en 2013.
Pero sus detractores han dicho que la condición fundamental para cualquier cambio es que abandone inmediatamente el poder.
Ni Egipto, ni Túnez

Desde el inicio de las protestas, Estados Unidos ha presionado por el diálogo y las negociaciones, ya que prefiere una salida similar a la que se observó en Egipto.

Soldados leales al mandatario patrullan las calles.
No obstante, los analistas advierten que la situación yemení dista mucho de la de Egipto o Túnez.
Yemen es el país más pobre del mundo árabe, basado en un sistema tribal y con profundas divisiones.
El año pasado, el foco de la mayoría de los análisis apuntaba a que esta nación iba camino a convertirse en un Estado fallido.
El gobierno controla la capital, Saná, y otras ciudades en el centro del país. En el norte hay una rebelión chiíta que -según algunos- es respaldada por Irán, mientras que en el sur hay un movimiento independentista que tiene un fuerte apoyo.
Mientras tanto, las tribus que controlan el oriente del país no reconocen autoridad alguna y constituyen la principal base de respaldo a Al-Qaeda en la península arábica.
Riesgo de guerra civil

Algunos analistas destacan que el presidente yemení aún tiene suficientes tanques en las calles para intentar de aferrarse al poder, de manera que no se descartan nuevos episodios de violencia como el del viernes pasado.
Pero también advierten que el derrocamiento de Saleh también podría llevar al país a una guerra civil.
“Hay un gran júbilo en Yemen ante la posibilidad de que el actual mandatario salga del poder, pero también una enorme ansiedad y miedo de un posible conflicto”, le dijo a la BBC la analista Ginny Hill.
Pese a esto, señala que -incluso con las complejidades de la sociedad yemení- todavía hay posibilidad de lograr una transición pacífica.
“Aún hay potencial para una salida pacífica, inicialmente transfiriendo el poder a un consejo tribal, que podría allanar el camino para una transición del poder”, destacó la analista.
Sin embargo, Hill advirtió que mucho va a depender de los mensajes que Washington ofrezca tras bastidores al presidente Saleh.