Algunos de los primeros objetivos atacados por las fuerzas que buscan imponer la zona de exclusión aérea decretada por la ONU parecen ser los centros de comando y control del coronel Gadafi, así como sus defensas antiaéreas, que podrían suponer una amenaza para las fuerzas aéreas extranjeras.
Los británicos la llaman Operación Ellamy, los estadounidenses Odyssey Dawn (Odisea al amanecer, en inglés). Comenzó este sábado con el ataque de un avión de la fuerza aérea francesa contra vehículos militares libios.
Poco después, el Pentágono confirmó el lanzamiento, desde el mar, de más de cien misiles del tipo Tomahawk contra objetivos terrestres.
Además, hay expertos que hablan de la posibilidad de que se hayan desplegado comandos en tierra, destinados a preparar el terreno y a señalar los objetivos. Una misión, la de proveer de información, que es vital para los que ejecutan el ataque desde el cielo y el mar.
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Coalición
La armada estadounidense y la británica dispararon más de cien misiles Tomahawk.
La principal contribución de los británicos es el Sentinel R1 y Nimrod R1, destinados al reconocimiento y vigilancia de cara a ofrecer datos sobre lo que pasa en el terreno.
Otra es el VC10, que permite la recarga de combustible en el aire.
Como parte de la coalición, Estados Unidos inició su tarea buscando destruir las defensas antiaéreas con sus misiles Tomahawk, lanzados desde sus destructores y submarinos.
Sin embargo, los comandantes a cargo tendrán que enfrentarse a duras decisiones en las próximas horas y días cuando tengan que seleccionar sus objetivos. Es por eso que la información de inteligencia es crucial.
Mientras los aviones de última tecnología aportados por Canadá, Dinamarca, Francia, Noruega, Reino Unido y otros, deberían dominar el cielo con facilidad, la protección efectiva de civiles involucra numerosos riesgos.
Existe el peligro de ocasionar “víctimas colaterales” si algo va mal, sobre todo con las fuerzas de Gadafi tan cerca del bastión rebelde que todavía parece ser Bengasi.
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Desmoralizar a las tropas de Gadafi
Los pilotos franceses fueron los primeros en atacar objetivos sobre el terreno.
Para los aliados en el aire, es riesgo calculado. La resolución del Consejo de Seguridad es muy amplia y da a la coalición libertad de acción no sólo para desactivar las defensas antiaéreas libias sino también para atacar objetivos en el terreno.
La esperanza es que la demostración de fuerza por parte de la aviación internacional desmoralice a los soldados de Gadafi de forma rápida y los anime a desertar o huir.
Al menos, sus tropas deben ser expulsadas de Bengasi y otras áreas rebeldes, si lo que se busca es proteger a los civiles de sus ataques.
Las fuerzas leales al coronel Gadafi ya han visto como mermaban sus líneas de abastecimiento a través del desierto, lo que las hace más vulnerables a los ataques.
Pero mientras las potencias internacionales han dispuesto un enorme potencial aéreo para el operativo, quienes toman parte deben usar esa alta capacidad de fuego con cuidado para asegurarse de que no terminan por poner en peligro a los mismos que dicen querer proteger.
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