En los últimos días he recibido varias amenazas por teléfono, e incluso han dejado hasta mensajes grabados advirtiendo que me han mandado a matar.
Se que lo que buscan es callarme, pero tengo que decirle, que no lo lograran, porque tengo muy en claro cuál es mi rol como comunicador y seguiré denunciando los males que afectan esta sociedad.
Quienes me amenazan desconocen que estoy cubierto por la sangre que derramó Cristo en la Cruz y que ellos vendrán a los pies del Señor y lejos de seguir con sus acciones me bendecirán, porque saben que actuó por mandato de Dios.
Lo que más lamento es que en este país no hay adónde acudir, porque los más sospechosos para mí son quienes dirigen la Policía y el Ministerio Público, a los que he tenido que criticar en los últimos meses, porque no han hecho el trabajo de controlar la delincuencia.
Y precisamente las amenazas se producen luego que comentara en el programa Abriendo La Mañana, sobre el auge de la delincuencia y de los hechos delictivos y de que no se ven las gestiones que se hacen desde la jefatura de la Policía para frenar esa situación.
Y por esta situación no hago nada denunciando a la Policía que me están amenazando porque de seguro allí hay quienes se alegrarían de esto, pero tengo la mejor protección que me la brinda mi Dios, y esto me llena de tranquilidad.
Y si Dios está con esto enviando una señal, que se haga su voluntad, porque si es necesario aportar mi vida, para que el presidente de la República entienda que el país no tiene quien lo proteja, porque la delincuencia le está ganando la batalla y se ha infiltrado en los organismos represivos del Estado, acepto el sacrificio.
Y para los que amenazan que lo sepan que seguiré igualito y que esperen más en el programa Abriendo La Mañana desde este miércoles.