Los temas de seguridad y las instituciones involucradas en su tratamiento, no pierden actualidad por la gran preocupación y percepción de inseguridad que revelan los diferentes estudios en relación a ellos. Independientemente del crecimiento proporcional establecido como resultados de los conflictos de la vida en sociedad y cada vez más urbanizada, en los últimos años es alarmantes.
Siendo desacertado que las mayorías de las opiniones con relación a la criminalidad e inseguridad en general que desbordan los controles estatales, se enfocan en responsabilizar a la Policía Nacional y su marcado deterioro ético moral.
Como alguien que ayer fui parte activa del cuerpo policial y que hoy soy parte de la ciudadanía civil, cabe resaltar que no por eso, en ningunos de los casos, he dejado de ser crítico, hoy más, me siento obligado a explicar algunas cosas que en la mayoría de las veces dejan fuera de opinión, pero que si son relevantes cuando hablamos y analizamos: seguridad e inseguridad, criminalidad, violencia, lavado, corrupción, desorden vial, protestas y todo lo que altere la paz social y el orden de la vida en sociedad resguardado por un estado de derechos.
El asunto de la reforma policial es más complejo de lo que parece, ha faltado participación de todos los sectores y expertos; debemos ver a los policías como el reflejo de la sociedad, ellos son la expresión de los problemas sociales. La solución esta en el sistema de justicia, la falta de políticas públicas definidas que garanticen los derechos, libertades, respeto y cumplimiento de la constitución y las leyes. Que le corresponde al estado elaborar y cuando hablo de estado me refiero a los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, pero que no lo hacen.
Como ciudadano sensible a la problemática social Dominicana, debo disentir de muchos planteamientos que buscan desinformar, desligar la responsabilidad estatal y principalmente gubernamental como jefe directo los cuerpos de seguridad en general, sectores que viven de hacer el juego al gobierno y los grupos de poder, casi siempre responsables de los males sociales que incluyen la corrupción, la inseguridad, los crímenes y los daños al medio ambiente y recursos naturales.
La pregunta a contestar ¿Es la policía responsable directa o indirectamente de los crímenes y delitos con todas sus manifestaciones que ocurren en el país? No, por supuesto que no, son el gobierno con el Estado y la sociedad.
Independientemente que hemos tenido uno que otro jefe de policía con poderes ilimitados y un gran apoyo presidencial, la institución policial, no forma parte del consejo de gobierno, no tiene facultades deliberativas, no determina las políticas públicas de seguridad, no distribuye sus gastos ni decide en que invertir su presupuesto y para colmo no se respeta su estructura escalafonaria y se viola su ley orgánica.
Además, algo no menos importante, el Ministro de Interior, solo le interesa los beneficios del manejo del presupuesto y unirse a los que discriminan la institución y a sus miembros, debilitando su fortaleza institucional, descuidando los principios de su doctrina y destruyendo el orgullo de los policías.
“No existe una mejor prueba del progreso de una civilización que el perfeccionamiento de la cooperación entre todas sus organizaciones y entre todos sus habitantes.”(John Stuart Mill)