Los niveles de corrupción, manipulación política, complicidad e impunidad que carcomen el alma de la sociedad dominicana han quedado nuevamente al desnudo con las informaciones relativas a los acuerdos que hace casi dos años hicieron las autoridades judiciales con la señora Sobeida Félix Morel, durante las investigaciones sobre la red de narcotráfico que lideraba su esposo José David Figueroa Agosto.
Vale recordar que desde el principio las autoridades parecieron más interesadas en dilucidar los aspectos anecdóticos y eróticos de las relaciones de la pareja y de varios jóvenes involucrados, conscientes o no, en el lavado de dinero, bien poco en relación a los volúmenes de narcotráfico que se le atribuye. Varios de ellos pagan condenas que en algunos casos lucen desproporcionadas, mientras no ha sido procesado ni uno solo de los ejecutivos del negocio criminal y sus asociados y beneficiarios, funcionarios, oficiales policiales y militares, políticos, empresarios y legisladores. Aunque se sabe que al menos un alto oficial policial y un empresario pagaron con sus vidas.
El primer grave escándalo del año estalló a partir del día 5 cuando HOY publicó los documentos que formaron parte del acuerdo de la Procuraduría Fiscal del Distrito Nacional con la celebrada Sobeida Félix con dos objetivos: reducirle la condena que le correspondía, y facilitarle la excarcelación cuando cumpliera la mitad de la pena. La primera se cumplió cuando la principal beneficiaria del lavado de dinero ilícito fue sentenciada a la mitad y tercera parte de los años de cárcel que recibieron actores secundarios. Pero –no se asombren- las actuales autoridades se niegan a cumplir el acuerdo, desconociendo la continuidad del Ministerio público y del Estado.
Versiones que han merecido crédito indican que en los archivos de la Procuraduría General no se encontraron los documentos relativos al acuerdo, manejados y manipulados como si se tratara de un negocio particular. Ninguno de los involucrados sale a aclarar nada, pese a los reclamos de la opinión pública. A no ser que consideremos aclaración las declaraciones de dos de los señalados por Sobeida Félix como financiados por el alto empresario del narco, que se conforman con decir que no conocieron a Figueroa Agosto, quien para entonces operaba bajo otros nombres. Sin demandar una investigación liberadora y una explicación de las autoridades que negociaron y beneficiaron a narcotraficantes en base a afirmaciones que no indagaron o que descartaron ya que no hubo consecuencias. Tampoco demandan a la belleza Félix que los ha involucrado en delitos que en cualquier parte del mundo civilizado conllevan graves repercusiones.
Son muchas las preguntas que bullen en estos días: ¿se inventó Sobeida Félix acusaciones tan concretas, con tantos testigos con nombres y apellidos para sacar ventaja en el proceso judicial? Se la aceptaron las autoridades sin mayor indagación aunque involucraban a dos generales y un coronel policial y otro del Ejército Nacional y nada menos que al presidente del principal partido de oposición y excandidato presidencial? ¿Se quiso tener de rehén a un importante dirigente político? ¿Fue el único político que recibió dinero de Figueroa, o era el que convenía que ella involucrara? ¿Y qué pasó con funcionarios relacionados con algunos de los asociados de Figueroa, uno de los cuales quedó en evidencia pública?
Hay muchas preguntas más: ¿Por qué tras la publicación de los documentos no se emprende la investigación correspondiente? ¿Qué han dicho los honorables funcionarios encargados de perseguir el narcotráfico, el lavado de dinero y la ética? ¿Será que hay temor en volver a destapar esa caja de serpientes que fue la red de Figueroa Agosto?
No esperen respuestas, que aquí no ha pasado nada. Son simples entretenimientos en este hermoso país donde “to e to y na e na”.-