¿Qué le parecería alquilar su propia isla en China, no por dos semanas en sus vacaciones de verano sino por medio siglo?

Tal vez siempre haya soñado con una escapada, un hogar remoto en un peñón o un refugio para pescar lejos de todo.

El año pasado, China aprobó una ley que permite a individuos y a empresas alquilar islas deshabitadas. El primer lote de 30 está a punto de ser ofrecido en el mercado.

En este primer grupo están, probablemente, las más susceptibles de despertar una alta demanda, por cuanto son las más cercanas al continente.

El precio de la renta podría partir de los US$15.000 anuales.

Fuentes oficiales han confirmado que no hay razones legales para que los extranjeros no puedan pujar para alquilar una. Pero los arrendatarios no tendrán precisamente libertad para hacer todo lo que quieran. Tendrán que convencer a funcionarios y a ecologistas de que no planean nada que pueda dañar al medio ambiente.

No en vano el oceanógrafo Wang Shicheng afirma que, con un poco de imaginación, alquilar una de las islas pueden llegar a dar dividendos a quienes estén dispuestos a invertir.

“Algunas podrían ser usadas para turismo, restaurantes o entretenimiento. O incluso, tal vez, como enfermería”, dice.

“Los ricos podrían incluso podrían decidir que una isla les gusta tanto que quieren construir su propia casa en ella”.

Refugio rural

La provincia de Zhejiang tiene cerca de 3.000 islas cerca de la costa. La mayoría miden entre 500 y 1.000 metros cuadrados, es decir, algunas son poco más grandes que un campo de fútbol de salón (futsal). Y eso es todo un reto.

“En muchas, el suministro de agua potable puede ser problemático, aunque supongo que se pondrán en marcha diversas fórmulas para superar estas cuestiones”, comenta el profesor Andrew Marton, de la sede china de la Universidad de Nottingham.

ANDREW MARTON, UNIV. DE NOTTINGHAM

“Hay un creciente mercado para chinos que desean lo que puedes llamar ‘actividades rurales’, escapar de calles estrechas y de las cosas que se asocian a la vida en la ciudad”.
Para otros, el aislamiento puede ser el principal atractivo comercial.

“Hay un creciente mercado para chinos que desean lo que puedes llamar ‘actividades rurales’, escapar de calles estrechas y de las cosas que se asocian a la vida en la ciudad”, afirma Marton.

La Oficina de Oceanografía y Pesca de Zhejiang le dijo a la BBC que no podían confirmar cuáles los precios de la renta.

El gobierno central tendrá la última palabra en cuanto a los valores, pero los medios de comunicación locales sugieren que podrían tener un piso de US$15.000 y un tope de hasta diez veces más.

El experto Wang dice que las autoridades deberán tener cuidado a quién alquilan las islas y qué clase de actividades les permiten. “Algunas son demasiado sensibles ecológicamente o demasiado pequeñas”.

“Incluso el mínimo desarrollo podría destruir su ecosistema”, advierte.

Cambio estratégico

China puede estar dispuesta a impulsar el florecimiento de la ocupación de sus costas por razones territoriales.

En el punto de mira están las disputas con sus vecinos sobre la soberanía de algunas islas en los mares del sur y oriente.

Algunas son demasiado sensibles ecológicamente o demasiado pequeñas. Incluso el mínimo desarrollo podría destruir su ecosistema
Wang Shicheng, oceanógrafo
Al impulsar el desarrollo de las islas más cercanas a su costa, China puede desear ampliar el área que considera su zona económica exclusiva.

Un esfuerzo similar por desarrollar islas no habitadas en la costa oriental en 2003 desembocó en problemas, al ponerse de manifiesto lo costoso de transportar materiales de construcción o conseguir suministro de electricidad y agua.

Ahora, las autoridades esperarán que haya más individuos aventureros o compañías dispuestas a intentarlo.

Sobre los extranjeros, al parecer, no pesará ninguna prohibición, si bien no son el principal objetivo.

Fuentes oficiales han confirmado que no habrá limitación acerca de quiénes tendrán derecho a usar las islas en tanto se atengan a la ley.