Para muchos en América Latina, Muamar Gadafi no es un líder más del mundo árabe que hoy se encuentre en problemas, sino una referencia histórica que alimentó sentimientos revolucionarios en Cuba o Nicaragua y, más recientemente, en Venezuela.
En algunas de las capitales latinoamericanas, esa generación que hoy está en posiciones de poder y que alguna vez estudió el Libro Verde -el manifiesto político de los libios que siguen a Gadafi- está teniendo posiciones encontradas a la hora de las reacciones oficiales.
El líder libio ha recibido el apoyo expreso del presidente Daniel Ortega en Nicaragua y el del ex presidente de Cuba, Fidel Castro; las condenas en Perú y Brasil, y sobre todo, el notable silencio de Venezuela.
América Latina ha sido mencionada en la crisis, al punto que el lunes, el canciller británico, William Hague, sugirió que Gadafi podría buscar refugio en Venezuela, con cuyo presidente, Hugo Chávez, el libio ha desarrollado una estrecha relación. Caracas y luego el propio Gadafi desmintieron la versión.
Además la región fue nombrada varias veces por Gadafi durante el discurso que ofreció el martes, y quien refrescando sus credenciales antiimperialistas se ofreció como el “guía” de un movimiento revolucionario que abarcaría África, Asia y América Latina.
La conexión venezolana
Desde 2005 Chávez ha profundizado lazos con Gadafi, quien por esos años salía de la lista de parias internacionales en la que lo mantenían Europa y Estados Unidos.
Esta semana se especuló que Gadafi iba a ir a Caracas.
Venezuela se aproximó a Libia, cuando Italia, Reino Unido, Francia y hasta Estados Unidos aprovechaban el deshielo en las relaciones para buscar negocios petroleros.
El lunes, la cancillería venezolana, al rechazar la información “irresponsable” dada por Hague, dijo esperar que Libia encontrara “una solución pacífica a sus dificultades, que preserve la integridad del pueblo y la nación libia, sin la injerencia del imperialismo cuyos intereses en la región se han visto afectados en los últimos tiempos”.
Caracas ni apoya ni condena la actuación de Gadafi en la actual crisis, pero muchos recuerdan que en el pasado el presidente Chávez ha expresado admiración por él, como en septiembre de 2009, en una cumbre en la Isla de Margarita, cuando aseguró que “lo que es Bolívar para nosotros, es Muamar Gadafi para el pueblo libio”.
“Es difícil para Chávez asumir una posición, en parte porque su alianza principal en la región es con Irán, y ya el presidente (Mahmoud) Ahmadinejad ya ha cuestionado la represión en Libia”, explicó a BBC Mundo Julio César Pineda, ex embajador venezolano en Libia.
Pineda, considera que en el caso del nicaragüense Daniel Ortega o del líder cubano Fidel Castro, sus apoyos responden a alianzas históricas con el gobierno de Trípoli, pero que tienen poco peso en la dinámica geopolítica actual.
“Ellos tienen poco que perder, en parte, porque a diferencia de Venezuela, no se trata de países miembros de la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) y no tienen que lidiar con el resto del mundo árabe”, aseguró Pineda, quien es analista internacional y un conocido opositor del presidente venezolano.
Desde Cuba
En su columna de Reflexiones de este martes, el ex presidente cubano, Fidel Castro, rinde un homenaje al liderazgo histórico de Gadafi, al tiempo que cuestiona las supuestas intenciones de EE.UU. de invadir el país petrolero.
Castro destaca que la revolución en Libia que encabezó el coronel Gadafi en septiembre de 1969 “se inspiró en las ideas del líder egipcio Gamal Abdel Nasser”, otro de los héroes del nacionalismo árabe y de los movimientos de liberación del Tercer Mundo.
“Se podrá estar o no de acuerdo con Gadafi. El mundo ha sido invadido con todo tipo de noticias, empleando especialmente los medios masivos de información. Habrá que esperar el tiempo necesario para conocer con rigor cuánto hay de verdad o mentira”, escribe Castro, con lo que parece dar el beneficio de la duda a su viejo aliado.
Para algunos analistas, estas referencias y la estrategia de Gadafi de presentarse a sí mismo como la vanguardia de una “revolución mundial”, buscan reactivar las antiguas credenciales de luchador “anti-imperialista” del líder libio.
Distintos anti-imperialismos
Sin embargo, se estaría haciendo una lectura inexacta de los movimientos de cambio político que se han dado en la última década en países latinoamericanos según dijo a BBC Mundo Eric Langer, director de estudios latinoamericanos de la Universidad de Georgetown en Washington.
Lo que une a esos gobiernos latinoamericanos con Libia es sólo el desacuerdo con el liderazgo de EE.UU. en el mundo
Eric Langer, Universidad de Georgetown
“Hay una cierta alianza entre Venezuela, Nicaragua, y en menor medida, Bolivia, pero creo que es una alianza de conveniencia y no ideológica, porque lo que une a esos gobiernos latinoamericanos con Libia es sólo el desacuerdo con el liderazgo de EE.UU. en el mundo”.
Para Langer “el anti-imperialismo de Gadafi no tiene muchas similitudes con el anti-imperialismo de los latinoamericanos”, y destaca el fracaso que considera que ha experimentado Gadafi en apuntalar su liderazgo en África o el Medio Oriente.
“Me parece muy fácil para Gadafi decir que hay revoluciones similares en América Latina, pero él ya no es un revolucionario, es simplemente un dictador”, sentenció Langer.
Allí radicaría el problema diplomático para algunos gobiernos latinoamericanos, que no querrían verse demasiado cercanos a la posición de las grandes potencias frente al conflicto en Libia, pero que tampoco quieren vincular su prestigio internacional al de Gadafi, quien parece haber perdido con la reciente crisis la imagen que había recuperado en los últimos años.