A la vista de los acontecimientos, estamos ante la presencia de un laxante político que a la corta o a la larga terminará pulgando a políticos y empresarios corruptos que le han hecho daño a nuestro sistema político, incluso cercenando, por la aplastante inversión mediática y clientelista (que solo ellos pueden poseer) la posibilidad que otras figuras pueden emerger en el espectro político dominicano.
El costo del laxante, usted puede considerarlo alto o bajo, pero si lo piensa bien, la inversión durante todos los años republicanos donde la corrupción ha estado a la orden del día, de seguro ha sido el costo del laxante (Caso Odebreth) a la “n” potencia siendo un exponencial muy alto el que el pueblo ha pagado en el sostenimiento de una estructura judicial, organismos fiscalizadores y entidades que deberían velar por la ética y el cumpliendo de las normas prudenciales de compras y contrataciones en el estado haciendo que quién la viole sea juzgado y condenado por ello, lo cual hasta la fecha no ha ocurrido.
Le deberemos a Odebreth habernos presentado a los corruptos tal como son, sus métodos, sus cómplices, sus rostros.
Le deberemos a Odebreth mostrarnos que la corrupción no tiene color preferido de partido.
Le deberemos a Odebreth haber unido a un pueblo que entendió que esta fue la tapa del pomo.
Le deberemos a Odebreth mostrarnos que en otros países de Latinoamérica pasa lo mismo pero caen presos hasta sus presidentes.
Le deberemos a Odebreth mostrarnos que en esos países no sólo los corruptos caen preso también los corruptores caen presos.
Les deberemos a Odebreth que los que vengan o sigan dirigiendo la cosa publica, el Estado, sepan que no están por encima del bien y del mal, pues un día la espada de Damocles puede caer sobre sus cuellos.
Le deberemos a Odebreth que los dirigentes de partidos emergentes se lo piensen bien y de pregunten si realmente tienen la honorabilidad y el compromiso social para enrutarse en la toma del pode por las urnas, ser elegido, administrar el estado y no caer en otro Odebreth.
Le deberemos a Odebreth que nos mostraran cuales partidos aceptan financiamientos de campañas sin transparentar los mismos y en franca violación a leyes establecidas que rigen los mismos, evidenciando que sus compromisos políticos sin al mejor postor y ese nunca, para ellos será el pueblo que les brindo su confianza.
Le deberemos a Odebreth develar en manto de algunos periodistas, comunicadores y comunicólogos que desde sus diferentes tribunas se han unido a este entramado nauseabundo de corrupción prestandole un flaco servicio a sus lectores, televidentes, radioescuchas y cibernautas, liquidando su honorabilidad y prestigio, si es que alguna vez lo han tenido.
Al final si me preguntan a mi, esas facturas que les hemos pagado a Odebreth me parecerá a muy buen precio ( aunque nos robaron esos AZAROSOS) pues me parece que valdrá cada centavo que se llevaron a cambió de lo precedentemente expuesto.
Mariano Abreu
Consultor de Imagen Pública