Es para mí un honor dirigirme ante este foro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con ocasión de expresarles, en primer lugar, el más profundo agradecimiento, en nombre del pueblo dominicano y en el mío propio, por la confianza depositada en nuestro país para ocupar la Presidencia Pro Témpore de la CELAC durante el año 2016.
Les aseguro que la República Dominicana trabajará con ahínco en el impulso de la agenda pautada durante esta Cumbre.
Como sabemos, han sido muchos los esfuerzos que durante décadas se han llevado a cabo en nuestro hemisferio para lograr la tan anhelada integración.
Sin embargo, aún tenemos un largo camino que recorrer, y la República Dominicana está comprometida para que este año 2016, nos permita dar el mayor impulso y entusiasmo a este foro político.
Asumimos la Presidencia Pro Témpore en un año en que el mundo, y América Latina, enfrentan inmensos desafíos.
No son sólo desafíos económicos aislados;
No son sólo desafíos sociales localizados;
No son sólo desafíos ambientales cartografiados;
No son sólo desafíos ideológicos definidos y ya explicados.
Es una suma inmensa de desafíos y de dificultades.
Es una red compleja, con tantos problemas entrelazados, que sólo la política podrá resolverla.
Así, como cada vez que el mundo enfrenta desafíos y dificultades, sólo existe una salida – aquella que nos ofrece la política.
Más que nunca el mundo nos está pidiendo una salida política; y más que nunca, esta salida política no vendrá dada por los mismos métodos, ni por los mismos caminos.
Es en este escenario que la CELAC, en lugar de sentirse pequeña, debe sentirse grande.
En lugar de sentirse desplazada del eje de las soluciones a los problemas del mundo, debe sentirse fuerte, y lo bastante creativa como para buscarles respuesta.
Tenemos ante nosotros el desafío de reorientar este foro, de tal forma que este sea el espacio para el intercambio de nuevas ideas y nuevas estrategias, no solo para nuestra región, sino también, para todo el mundo.
La CELAC nació con el espíritu de ser la voz de los pueblos de las Américas en el mundo. Nuestro objetivo ha sido siempre trazar una visión de paz, igualdad, solidaridad y crecimiento con justicia social.
En diferentes momentos de la historia, este foro ha sido capaz de transmitir un discurso diferente, frente a los que querían vestir el mundo con un pensamiento único.
Elevamos siempre la mirada más allá de los conflictos puntales y de los intereses particulares, hacia el bienestar de los pueblos, poniendo el foco en las personas y sin dejar nunca de lado los grandes principios éticos que nos aúnan.
Ahora, es el momento de reflexionar sobre los próximos pasos.
Sobre nuestro papel en una realidad cambiante, pero que necesita más que nunca esa visión humanista, innovadora y única que sumamos todos los miembros de esta comunidad.
Es el momento de hacer que nuestra voz se oiga en aquellos espacios internacionales que sean de mayor relevancia para llevar soluciones a los grandes problemas que aún aquejan a las grandes mayorías populares, en nuestra región y en gran parte del mundo.
Amigos y amigas,
Como ustedes saben, a pesar de los grandes avances logrados, aún son grandísimos los retos que enfrentamos como continente o como región.
Por tanto nuestro desafío es urgente y doble: buscar respuestas para nuestros problemas y ayudar a abrir nuevos caminos para el mundo.
Como ya hemos señalado en otras ocasiones, América Latina es, por un lado, a continuación de Asia, la región donde mayor población se incorporará a la clase media, con más de 130 millones personas alcanzándola antes de 2030, según la OCDE.
Sin embargo, junto al África Subsahariana, es también al área más desigual del mundo.
Y así, nos encontramos que, aún hoy, el 10% más rico de los latinoamericanos capta el 32% de los ingresos y el 40% más pobre solo el 15%.
Este es, sin duda, el gran enemigo que debemos vencer conjuntamente.
Y la CELAC es un escenario privilegiado para hacerlo, por ser el único foro que reúne a todos los gobiernos de América Latina y El Caribe.
Tenemos, por supuesto, numerosos mecanismos de integración regionales que avanzan a diferentes velocidades y no sin dificultades.
Mercosur, el SICA, CARICOM, la Alianza del Pacífico, la Comunidad Andina, UNASUR, el ALBA, entre otros, pero ninguno nos pone a todos juntos alrededor de la misma mesa, con las innumerables oportunidades que eso significa.
La CELAC tiene un enorme potencial, pero debemos darnos a la tarea de desarrollarlo plenamente.
Y de hacerlo, muy especialmente, con el objetivo de llevar igualdad, inclusión y bienestar a nuestros pueblos.
Si bien es cierto que desde 2012 el índice que mide la desigualdad, el índice de Gini, se ha contraído en un 5%, también lo es que el panorama macroeconómico se ha deteriorado en varios países de la región y la previsión global de crecimiento para 2016 es solo de 0.2%
Esto debe llevarnos a reflexionar y a buscar nuevos caminos para el desarrollo interregional, que reduzcan nuestras debilidades frente a las economías más fuertes del norte y que fortalezcan por completo nuestros aparatos productivos.
De hecho, si hablamos de la actual composición de los aparatos productivos de los países latinoamericanos, es necesario que recordemos una vez más que tenemos, al menos, tres niveles de desarrollo diferentes conviviendo dentro de cada país, según la CEPAL.
Por un lado, las empresas globalizadas que aportan el 67% del PIB, pero solo generan el 20% de empleo.
En segundo lugar, tenemos las pymes, que aportan el 22,5% del PIB y el 30% del empleo.
Y, por último, las microempresas y la economía informal, que solo aporta el 10,5% de la riqueza, pero en la que trabajan la mitad de los caribeños y latinoamericanos.
Y este es sin duda el dato que debemos tener más en cuenta. Aún hoy el 50% de los empleos solo suman el 10% de la riqueza.
Desde la República Dominicana, ya lo he mencionado en otros foros, apostamos firmemente a la búsqueda de nuevos modelos de cooperación económica y a la creación de encadenamientos productivos que terminen con estas enormes diferencias.
Para lograrlo es necesario buscar conjuntamente caminos que permitan integrar definitivamente a nuestras pymes, y a nuestros trabajadores acceder a los sectores más rentables y competitivos, que generan mayores ingresos.
Asimismo, como ya hemos mencionado en el plenario, debemos coordinarnos para poner en marcha los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 que aprobamos recientemente todos los Estados miembros ante las Naciones Unidas.
Por otra parte, en octubre, tiene lugar en esta misma ciudad de Quito la conferencia Habitat III, que buscará encontrar soluciones para la creación de viviendas y ciudades sostenibles.
Este es un desafío de gran interés para los países latinoamericanos, la mayoría de los cuales estamos atravesando un proceso acelerado de urbanización.
Es el momento, por tanto, de plantearnos con toda seriedad cómo construir ciudades sostenibles e incluyentes que acojan a una población creciente y diversa.
En la República Dominicana hemos declarado 2016 como el año de promoción de la vivienda.
Estamos forjando alianzas con el sector privado y construyendo decenas de miles de viviendas para dar a nuestra gente acceso a una vivienda digna dentro de una comunidad saludable.
Este no es un objetivo secundario.
Es una necesidad de primer orden que tendrá consecuencias profundas en todos los ámbitos, desde la salud, hasta la seguridad y la convivencia pacífica, pasando por el empleo y la educación.
Estoy convencido de que esta cita, que el Gobierno de Ecuador ya está preparando diligentemente nos abrirá nuevas perspectivas para lograr ese gran objetivo de hacer que la vivienda sea un derecho para las grandes mayorías de nuestros países.
Señoras y señores,
Otra cita muy importante para nosotros, esta vez en Nueva York, será la Cumbre en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Problema Mundial de las Drogas.
Tendremos ahí una ocasión inmejorable para redefinir la manera en que abordamos este problema social, que en nuestros países genera, además, graves desafíos de seguridad e institucionalidad.
Todos los países presentes dedicamos, y hemos dedicado durante décadas, ingentes recursos humanos y económicos a una lucha contra el narcotráfico a la que, sin embargo, no vemos aún un final en el horizonte.
Y a nadie se le escapa que nuestros Estados tienen otras acuciantes prioridades en terrenos como la educación, la salud, la energía o incluso otras áreas de la seguridad ciudadana.
Desde Sudamérica hasta México, pasando por Centroamérica, República Dominicana y todo el Caribe, el tránsito de drogas con destino a su consumo, mayoritariamente en los países ricos, es un desafío constante a la estabilidad de nuestras democracias y a la vida de nuestros ciudadanos.
Urge, por tanto, tal y como pide la declaración emitida este mayo por la CELAC, que en el marco de las Naciones Unidas, se encuentren políticas y medidas sobre drogas.
Que, centradas en el ser humano, y tomando en cuenta los derechos inalienables de las personas, avancen en enfoques para la reducción, no solo de la oferta, sino también y muy especialmente, de la demanda de drogas.
No podemos permitir que este tema siga centrando nuestras conversaciones, año tras año, ante el escepticismo y la frustración creciente de nuestros pueblos, sin atrevernos a abrir nuevos debates, sin explorar nuevos caminos.
A diferencia de otros retos que enfrentamos, este tiene una fecha fija en el calendario para encontrar un punto de inflexión.
El 19 de Abril comienza esta cumbre.
No dejemos pasar esta ocasión.
Llevemos una posición conjunta que considere la lucha contra el narcotráfico en sus dimensiones de prevención, de salud pública, de rehabilitación penal, así como la necesaria evaluación sistemática de resultados.
Ha llegado la hora de que los países más afectados por los flujos del narcotráfico hagamos oír nuestra voz.
Señoras y señores,
Pienso en estos grandes retos regionales y pienso, muy especialmente, en los jóvenes que pueblan nuestros países.
Las cifras que nos llegan desde el Banco Mundial deben impulsarnos a actuar lo antes posible: Uno de cada cinco jóvenes en América Latina entre los 15 y los 24 años ni estudia, ni trabaja.
Hablamos de millones de hombres y mujeres llenos de energía, entusiasmo y capacidades, que necesitan que les llevemos esperanza, oportunidades y nuevos caminos para progresar.
Jóvenes que debemos alejar del camino fácil de la delincuencia y que debemos inspirar para que crean de nuevo en el esfuerzo, en la educación y en el trabajo honrado.
Es la llamada “generación ni-ni” que tenemos la obligación moral de transformar en “generación sí-sí”.
Pensemos en ellos cuando dibujemos el futuro de nuestra CELAC.
Pensemos en sus aspiraciones, necesidades e ilusiones.
Amigos y Amigas;
El compromiso de la República Dominicana con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños es real e inmediato.
Tiene el rostro de nuestra gente y la urgencia de sus demandas.
Es por ello que asumir la presente Presidencia Pro Témpore nos llena de orgullo y de alegría, y nos impulsa a seguir robusteciendo las relaciones establecidas con socios extra regionales como la Unión Europea, región con la que nos corresponderá este año evaluar el futuro de nuestra relación.
Pueden confiar en que en esta Presidencia Pro Témpore, la República Dominicana mostrará la mayor proactividad y la mayor voluntad política para hacer avanzar nuestros intereses comunes.
Haremos todo lo que esté en nuestra mano para que, cuando en 2017 entreguemos la presidencia, la CELAC sea un espacio aún más integrado, más operativo y aún más reconocido en la escena global.
Cuenten con la República Dominicana como un colaborador miembro activo y decidido a trabajar por una mayor colaboración política, económica, social, institucional y cultural de nuestras naciones.
¡Cuenten con nuestro esfuerzo y nuestro compromiso para llevar resultados a nuestros pueblos.
¡Muchas gracias!