El Partido Revolucionario Moderno (PRM) pasó con éxito el desafío de la elección de su candidato presidencial escogiendo al mayor líder emergente de los últimos años, con amplias posibilidades de encabezar una coalición de oposición para los comicios generales del año próximo.
Las circunstancias en que emerge la candidatura presidencial de Luis Abinader, en medio de una profundización de la crisis del Partido de la Liberación Dominicana, que podría implicar un alto costo político, económico e institucional, definen una nueva perspectiva política y de equilibrio en los poderes públicos.
Un significativo éxito
Haber logrado la participación de 322 mil personas en su primera elección primaria, en toda la geografía nacional, en un proceso organizativo de menos de un año y con ínfimo financiamiento estatal, es ya un éxito notable para un nuevo partido, lo que adquiere mayor relieve por el orden en que transcurrió y por la aceptación democrática de sus resultados.
Los problemas en la distribución de los materiales para la votación, que conllevó la suspensión del certamen en las seccionales del exterior y retraso del inicio en numerosos lugares del país, resultaron insignificantes por el ejemplar comportamiento democrático de los dirigentes y militantes de la nueva organización política y porque la voluntad colectiva se inclino 70 a 29 por ciento a favor del competidor que apareció con mayores ventajas en la generalidad de las encuestas.
Las dificultades fueron atribuidas a que fue tres días antes que culminó la revisión del padrón de electores, a un esfuerzo organizativo en más de 2 mil 700 centros de votación, y a las limitaciones financieras de un partido que sólo recibe 520 mil pesos mensuales del presupuesto nacional, mientras a otros tres les tocan sobre 18 millones. Los dos principales precandidatos tuvieron que aportar cada uno cinco millones de pesos y avalar un préstamo por otros diez millones para cubrir el costo.
La opinión pública pasó por alto las dificultades logísticas, insignificantes por la enorme diferencia del cómputo y porque los empadronados en Estados Unidos y Europa no alcanzan al 5 por ciento del total, y sobre todo por el orden total que caracterizó el proceso, antes, durante y después de la votación, sin una sola confrontación ni impugnación.
La proyección de Abinader
Hipólito Mejía dio una demostración de integridad democrática cuando asumió el golpe de haber sido vencido de forma tan abrumadora y no sólo aceptó el resultado, sin pretextar las dificultades logísticas, sino que 9 horas después del primer boletín del cómputo se apersonó ante Abinader, con su familia y colaboradores, para felicitarlo y ponerse a disposición como “un soldado del partido”.
La victoria de Abinader no fue sorpresa, pues la mayoría de las encuestas la presagiaban, algunas como las Gallup-HOY y las del Centro Económico del Cibao, en proporciones tan definidas como las arrojadas por el cómputo. Se preveía en las seis encuestas de este periódico en dos años. La última, en febrero, marcó ventajas de Abinader frente a Mejía 45 a 16 por ciento en el universo y de 69 a 28 entre quienes se manifestaban simpatizantes del PRM. El cómputo arrojó 70 a 29, un punto de diferencia.
Abinader, economista del INTEC, con postgrado en gerencia de proyectos en Cambridge, Massachusetts, empresario de herencia familiar, se define como social demócrata y ha exhibido un discurso centrista y ponderado, partidario de reformas estructurales para el desarrollo integral y la reducción de la pobreza. Ha registrado una de las más bajas tasas de rechazo en las encuestas del último año. En las Gallup-HOY encabezaba las preferencias para la candidatura presidencial de su partido desde abril del 2013 cuando registró 26 por ciento en el universo y 41 por ciento entre partidarios. En febrero pasado había subido a 45 y 69 por ciento respectivamente, lo que implicó un crecimiento de 73 y 68 por ciento, mayor en la población general.
Prioridades del candidato
Durante una entrevista por Teleantillas el jueves, el candidato del PRM señaló sus prioridades inmediatas: consolidar la unidad interna, incorporando a todos los sectores a su campaña, y trabajar de inmediato por la ampliación de la “Convergencia por un Mejor País”, un frente electoral que vienen configurando desde hace un año que hasta ahora incorpora ocho partidos y agrupaciones político-sociales, para lo cual se propone tocar todas las puertas de oposición y elaborar un programa en consultas con la sociedad civil.
El economista planteó que “no pretendemos articular una alianza para repartirnos el presupuesto nacional, sino para poner en marcha un plan de nación, donde nos pongamos de acuerdo para hacer los cambios que garanticen una gestión de gobierno al servicio de la gente, donde las instituciones funcionen y se apliquen medidas para reducir la pobreza de los sectores mayoritarios, promoviendo empresas y generando empleos”.
Luis Abinader tiene buenas relaciones con el conjunto social, incluyendo a sectores empresariales y su elección se fundamentaba en que las encuetas lo mostraban como el precandidato opositor con mayores posibilidades de encabezar una coalición de amplio espectro, y algunas lo ubicaban en competencia con el expresiente Leonel Fernández, lo que podría acentuar la corriente peledeísta que busca reformar la Constitución para postular al presidente Danilo Medina, por temor a perder el poder en el 2016.
Perspectivas de coalición
Analistas, sociólogos, politólogos y articulistas, coincidieron en señalar la elección de Abinader como “un balón de oxígeno para la raquítica democracia dominicana” según Pedro Catraín, porque implica una “voluntad de cambio y renovación del liderazgo”, a juicio de Wilfredo Lozano y porque abriría perspectivas de una nueva opción electoral que por lo menos equilibraría el monopolio del poder en manos del PLD, según Olaya Dotel, César Pérez y otros.
La firma de un documento por ocho partidos rechazando las limitaciones del proyecto de ley de partidos aprobado por los diputados esta semana fue señalada como un paso positivo en orden a la concertación de la oposición. Además del PRM, el Partido Humanista y el Frente Amplio, ya en la Convergencia, incluyó a Alianza País, Alianza por la Democracia, Dominicanos por el Cambio, Opción Democrática y al Movimiento Patria para todos, encabezados por Guillermo Moreno, Max Puig, Eduardo Estrella, Minou Tavare Mirabal, y Fulgencio Severino.
Hatuey de Campos y su Partido Revolucionario Social Demócrata también se han manifestado partidarios del frente opositor y éste dijo el viernes que se había reunido con Hipólito Mejía, compartiendo esa inquietud y que había llamado dos veces al presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado, pero que éste no le devuelve las llamadas. Los legisladores perredeístas se juntaron con los del PLD y los reformistas para aprobar al vapor el proyecto de ley de partidos rechazado por la mayoría de los opositores.
Se agrava la crisis del PLD
El panorama político se vio afectado esta semana también por el agravamiento de la crisis del PLD, con el fracaso de los comisionados del Comité Político que se reunieron con sus bloques de diputados y senadores para presentarles el proyecto de ley de convocatoria de la Asamblea Nacional que reformaría la Constitución para viabilizar la repostulación del presidente Medina. En ambas reuniones alrededor de la mitad de los legisladores del partido oficialista presentaron por escrito su oposición a la reforma.
Tras el doble fracaso, el secretario general Reinaldo Pared Pérez concluyó en que el conflicto tendrá que ser resuelto en una reunión entre los dos líderes peledeístas, pero aún sin consenso en su propio partido y mientras crece la oposición en diversos sectores, los reeleccionistas introdujeron su proyecto de reforma el jueves a través del Senado.
Trascendió que la oposición del expresidente Fernández se ha endurecido, a tal punto que dirigentes peledeístas y articulistas partidarios empiezan a temer una división del PLD y su derrota electoral el año próximo. La sustitución el miércoles de los líderes de su aliada Fuerza Nacional Progresista, cercanos a Fernández, que habían dimitido a cuatro altos cargos gubernamentales denunciando la reforma sin un referéndum aprobatorio, fue vista como evidencia del nivel de la confrontación, por lo que ya algunos plantean que “Danilo y Leonel escojan un tercero como candidato”.
Mientras tanto, en muy diversos se expresa preocupación porque se esté encaminando una reforma constitucional con tan poco consenso, lo que podría implicar corrupción y corrosión política y un fuerte costo institucional y hasta económico, dado que los partidos de oposición tienen 90 de los 190 diputados y aunque se unan todos los peledeístas en esa cámara faltarían 26 votos para las dos terceras partes requeridas.-