Todo real interesado en el desarrollo nacional debe desear que sean absolutamente ciertas las estadísticas que ha ofrecido el director del Fondo Especial para el desarrollo Agropecuario (FEDA) sobre los empleos generados por los 214 proyectos financiados por ese programa en la actual gestión gubernamental, específicamente hasta el primero de abril, es decir en dos años y 8 meses.
Al participar en el Encuentro Económico del periódico Hoy, el señor Antonio López, acompañado de sus principales colaboradores en la dirección del FEDA, ofreció datos pormenorizados sobre el financiamiento al sector agropecuario derivado de las visitas sorpresas del presidente Danilo Medina, que ha implicado un compromiso por 2 mil 273 millones de pesos, de los cuales se han desembolsado mil 812 millones, con lo que se han generado 150 mil 383 empleos, 44 mil 511 directos y 105 mil 872 indirectos, (página 1-E, 13 de abril 2015).
Lo maravilloso del informe es que implica que con sólo 12 mil pesos podemos general un empleo, al menos en el sector agropecuario, lo que de ser cierto nos abre una vía rápida al pleno empleo y a convertir el país en uno de los grandes exportadores de productos agropecuarios del mundo. Sobre todo teniendo en cuenta la cercanía del gran mercado norteamericano, las necesidades agropecuarias del vecindario caribeño, y las facilidades que ofrece al sector la Unión Europea.
Con esos datos en la mano tuvo razón el funcionario en advertir que organismos internacionales, incluyendo las Naciones Unidas, y gobiernos extranjeros, como los de Perú y Panamá, están tratando de replicar las visitas presidenciales y programas como el FEDA.
Asumiendo la certeza de los datos, lo primero que debe lamentarse es que apenas se haya podido invertir en ese programa el 0.2 por ciento del monto total de los presupuestos nacionales de los años 2013-14, sobre los 980 mil millones de pesos, y que la ausencia de prioridades, la malversación y la corrupción hayan consumido tantas veces lo necesario para lograr el pleno empleo y el desarrollo nacional.
En otras palabras, que con sólo 1,500 millones de dólares, equivalentes a 66 mil 500 millones de pesos, al 44 por uno, habríamos podido crear 5 millones 500 mil empleos, más de la mitad de la población nacional y mucho más que los que necesita el país. Y que conste que 1,500 millones de dólares lo hemos gastado en algunos años sólo en subsidio eléctrico, y que está por debajo de lo invertido en dos líneas del metro de Santo Domingo para mover apenas el 6 por ciento de pedir los pasajeros de la gran urbe capitalina.
Los 1,500 millones de dólares se quedan por la mitad del endeudamiento contratado para cualquiera de los últimos cinco años, y por debajo de lo acumulado por cinco o seis de los altos funcionarios-empresarios que nos hemos gastado en la última década. Implica que cada uno de los 32 senadores, sólo con el barrilito promedio mensual de 598 mil pesos, priva a los dominicanos de 50 empleos cada mes y 600 por año.
Cualquiera tiene tentación de pedir al director del FEDA que revise sus datos. Pero en el peor de los balances, hay que concluir en la irracionalidad, la locura y el absurdo del gasto público y del endeudamiento, en la iniquidad de la corrupción y en la absoluta falta de prioridad en la inversión. Con sólo mil millones de dólares bien invertidos habríamos logrado el pleno empleo y multiplicado las exportaciones agropecuarias. En sólo diez años estaríamos en condiciones de construir no dos sino 5 o 6 líneas de metro para resolver el grave problema del transporte de la capital dominicana.
Aunque reduzcan a la mitad los empleos creados por los 1,812 millones de pesos invertidos en el FEDA, como quiera quedaría de manifiesto lo positivo de ese programa y lo absurdo del gasto y la inversión estatal dominicana y más que nada, la iniquidad de la corrupción que consume alta proporción del presupuesto nacional.-